22 de agosto de 2010

Viaje a Italia 2010. Parte II: El valle de Aosta y Turín

Se nota que ayer no nos acostamos tarde porque hoy hemos vuelto a madrugar, a las 9 en punto estábamos en la puerta de la tienda de bicis donde el día anterior habíamos reservado 2 MTB y a las 9:30 poníamos rumbo al reto del día, y digo reto porque es algo que ha obsesionado a Marga el último mes. Yo escogí el puerto a subir, y claro me fui a uno muy bestia, con desniveles no muy duros pero de 35Km de subida continua salvando 1800mtrs, subiríamos el Gran San Bernardo. ¿A alguien se le ocurre algo más duro?. Marga refunfuñando desde hace un mes qué siempre te vas a por el peor, que yo no puedo… pues pudiste y más duro que este va a ser difícil, el día que aprendas a confiar más en ti llegarás lejos y es que como me dijeron hace poco,..si no crees en tu propia victoria empiezas a no merecerla.

Bueno que tras un pequeño callejeo, empezamos los primeros KMs de subida, con desniveles contantes 5, 6% hasta que sales del área urbana de Aosta y empiezas a ver a lo lejos uno de los gigantes alpinos, el Gran Combin, imagen que nos acompañaría la primera parte de la ruta y nos dejaba embobado cada vez que lo mirábamos. Tras los primeros 15Kms, hay una zona de descanso de unos 3Kms hasta llegar al pueblo de Etrouble donde hicimos la primera parada, merece la pena una pequeña visita a este pueblo de calles estrechas y casas de piedras, precioso.

A partir de aquí la cosa se pone seria, 1Km al 10% hasta Saint-oyen, otro pueblo alpino donde hacemos una breve parada para la foto de rigor, y otros 2 más hasta que nos separamos de la nacional. Hemos llegado al túnel, a partir de aquí la carretera cambia, mucho más estrecha, más bonita y más dura vamos una carretera típica de montaña, y con mucho menos tráfico porque la mayoría de los coches tiran por el túnel para suiza, llevamos más de 20Kms y nos quedan 12 por delante, nos queda la subida normal de un puerto cuando ya llevamos mucho en nuestra piernas, pero ya dije que no escogería un puerto normal y por lo tanto esto no es una subida normal.

Tras pasar Saint-Rhemy los porcentajes suben y lo peor de todo es que los 10Kms que quedan por delante los puedes ver zigzagueando en la montaña, tras la última gran Z que se veía, divisábamos una casa y yo le decía, mira Marga ese debe ser casi el fin de puerto, tanto se entusiasmó Marga que el último Km casi me saca de rueda, pero menudo batacazo nos llevamos al llegar a la casa la carretera seguía subiendo fue la sensación rara de cuando estás a punto de llegar a algo abres esa última puerta y ves que te queda muchísimo…a Marga casi se le saltan las lágrimas, vamos que son 2Kms, imposible me decía, todo esos Zig Zags son mucho más. Para colmo soplaba un aire fortísimo y muy frío que cuando te daba de cara casi te paraba.

Pero llegamos, tardamos unas 4h, y de verdad que merece la pena, el sitio es espectacular, el lago, la Hospedería de los monjes y la zona de cría de los San Bernardo. Lo justo para hacer las fotos y salir pitando para no congelarnos. Bajamos unos Kms para evitar el frío, bocata y ya del tirón hasta Aosta, vaya bajadita.

Cómo llegamos a buena hora, nos dio tiempo a ducharnos y aprovechar la tarde viendo unos castillos que hay cerca de Aosta. La carretera que sube a Cormayeur está lleno de ellos, paramos en 3 que vimos el día anterior y que nos gustaron bastante y de ahí a remontar el valle de Cogne, por una carretera alpina preciosa entre pinos. Subiendo encontramos el pueblo de Pondel, con un espectacular puente-acueducto romano del Siglo I, Pondel es uno de esos pueblos de Piedra encerrado en un barranco que apenas da el sol en todo el día que te hace pensar, dios quien vivirá aquí. Y Cogne para terminar el día, este si es un pueblo muy grande lleno de Hoteles, se nota que es la base para subir a la zona del Gran Paradiso, el 4000 alpino más asequible, al menos eso dicen, habrá que probarlo algún día. Cenita en Cogne y rápido para Nus a la cama que más no se puede exprimir un día.

Hoy es el día que abandonaríamos los Alpes, y la verdad que los íbamos a echar muchísimo de menos, pero nos queda la certeza que volveremos muy muy pronto. Para despedidnos, decidimos subir el valle de Cervinia hasta la localidad de Breuil-Cervinia a más de 2000mtrs. De aquí las vistas al Cervino son increíbles, lo teníamos justo delante de nosotros, casi como una pirámide perfecta, inaccesible, de hecho dicen que es el 4000 más difícil, así que este si lo dejaremos para los expertos. Además Breuil es otro paraíso para los deportes de naturaleza, nos quedamos alucinados al ver que tenía una pista de esquí que abre los 365 días del año. Lastima que llegáramos tarde o que no estuviera en nuestros planes, pero nos quedamos con unas ganitas.

Ya bajando el Valle principal hicimos una parada en Bard, con una bonita fortaleza del siglo XIX, hoy convertida en museo, comida rápida y rumbo a Turín.

Turín es una ciudad que nos sorprendió, muy ordenada, limpia, tranquila (no sé si porque era un sábado de Agosto por la tarde), pero nos gustó muchísimo. La ciudad de Vitorio Manuele II, primer rey de Italia y unos de los artífices de la reunificación y la ciudad de la Sábana Santa, que la verdad que te sorprende que esté en una catedral tan fea pero cuando te pones delante de ella (y eso que no la ves porque la tienen en una urna cerrada) te estremeces, yo no creo casi nada y la historia de la sábana aún menos, pero esto es Historia con mayúsculas, es como ponerte delante de una pirámide o del David como haríamos días después tienes la sensación de no me puedo creer que esté aquí. Como siempre digo nunca viajes para acumular cosas vistas, viaja para acumular sensaciones, sólo entonces entenderá porque no paramos.

La visita empezó en el parque de Valentino, muy bonito y cuidado, ideal para pasear, hacer footing o dar una vuelta con la bici (para cuando uno de estos en Sevilla??). Dentro está el Palacio de Valentino, hoy escuela de Bellas artes, merece la pena verlo al menos por fuera, y una recreación de la ciudad medieval, que aunque es una recreación que se hizo para no sé que exposición de hace 100 años está curiosa, quizá sea una visita para niños pero ya que estábamos.

De aquí al centro. La plaza central es increíble, tiene un castillo del siglo XV en todo el medio, antigua casa de los Saboya y alrededor lleno de edificios históricos. El Arsenal militar, la Biblioteca (que es un autentico museo), la iglesia de San Lorenzo y sobre todo el Palacio Real. Y a espaldas del palacio la ya comentada catedral, que vimos de casualidad porque nos costó encontrar la entrada, paramos antes a comer un helado (la tentación fue grande y menudo helado, que rico) y justo un minuto después de entrar y ponernos delante de la capilla la cerraron, como dijo Marga, si hacemos la visita alrevés no la vemos.

Y ya a pasear, viendo la cantidad de edificio majestuosos del centro de Turín, y para colmo nos tomamos nuestro primer spritz, delante de la Mole Antonelliana, edificio de 150 metros que es sede del museo del cine y uno de los símbolos de la ciudad. Si a todo esto sumas una fantástica cena, hace que Turín nos sorprendiera tanto como para volver, además cuando volvíamos al Hotel en coche de casualidad pasamos por la plaza Vitorio, muy bonita, llena de restaurantes, con un ambientazo, me dio la sensación que se nos quedaron cosas por ver.

No hay comentarios: