8 de diciembre de 2015

Viaje al Pirineo Catalán 2015. Segunda parte

Sábado 8. De nuevo por los pirineos

Hoy hemos recibido la visita del tío Manolo y el día se ha levantado un poco desapacible así que lo mejor será buscar una ruta tranquila por los alrededores. Tras consultar los mapas, decidimos volver a subir a Vallter dejando el coche un poco más arriba de Setcases, justo donde el GR11 deja la carretera y se enfila por un cañón buscando el refugio donde estuvimos hace unos días.

Muy señalizado no está. Porque cuando llevábamos andados por una pista unos centenares de metros, vimos un sendero que cruzaba el rio y se adentraba en otro cañón paralelo. No estábamos muy seguros, pero decidimos cogerlo, al ver que los hitos de piedras seguían por ahí.  Luego nos daríamos cuenta que habíamos abandonado el GR, pero no importa, porque el sendero era mucho más bonito, estrecho, zigzagueando en subida paralelo a un rio precioso, lleno de cascadas y puentecitos de maderas. Lo más difícil era no tener que parar mucho tiempo cada vez que pasaba el camino junto al río, porque el entretenimiento principal de Cris era tirar piedras y no había manera de pararla.

Conforme se subía el paisaje se hacía más salvaje, el cañón impresionaba, justo al otro lado del río se veía los continuos derrumbes de la montaña, era para no quitarle ojo, en cualquier momento puede tocar echar una carrera. No sé ni cómo se subiría a esas montañas, pero era ideales para un escalador, apuntadas quedan. Tras casi una hora de caminata decidimos que ya era suficiente para una embarazada y una niña de 3 años, así que decidimos volver deshaciendo nuestros pasos.
Luego consultando los mapas descubrimos que si hubiésemos seguido subiendo durante 1h más habríamos llegado al paso de la Marrana, y de ahí podíamos haber cogido el GR de vuelta. Una ruta circular preciosa y muy completa, pero demasiado dura para nuestras circunstancias. Ya abajo en la casa tocó comilona y siesta y tarde tranquila porque ahora si llovía, nos habíamos librado por poco.

Domingo 9. Las gargantas de la Fou

Hoy de nuevo hemos decidido cruzar por el coll de Ares dirección Francia. La idea es visitar unas gargantas que vimos hace unos días cuando fuimos a Carcassone. La verdad que el paso se hace eterno, más cuando tienes que ir entreteniendo a una niña y cruzando los dedos para que esta vez no te vomite. Llegamos casi a las 12:00 pero el sito merece la pena. Son 1500mtrs de pasarela en un cañón donde hay muchos tramos que no pasan el metro de ancho y con mucha, pero mucha altura.
Está cubierto con una malla en muchas zonas para evitar que las piedras que caen no lleguen a las personas y además te dan un casco para evitar pequeños accidentes, y os aseguro que lo evita, Marga dio un buen golpetazo con un saliente en la cabeza. Pero todo esto es inútil si lo que cayese fuese una piedra de dimensiones considerable, y una de las atraciones de este cañón es ver que eso es posible, porque pasas por debajo de gigantescas rocas que se han quedado atrapadas en la estrechez del cañón y de milagro no han aplastado la pasarela. Os puedo asegurar que acojona pasar por debajo de esas piedras encajadas que no sabes si en un momento van a ceder y aplastar todo lo que coja por debajo.
Otra cosa curiosa es que como lo que estás haciendo es remontar el curso de un rio, el rio en lugar de excavar un cañón ha creado una cueva, así que la pasarela entra en la cueva atravesándola. La más espectacular es la última, donde el río forma una cascada dentro de la cueva, el ruido dentro es ensordecedor. En resumen, una pasada, 1600mtrs exacto hasta llegar a una plataforma final, el cañón sigue, quizás algún día amplíen el paseíto.

Tras este lago paseo de más de 3Kms, decidimos parara a comer en un merendero junto al río y por la tarde hacer una pequeña visita al pueblo de Prats de Molló, el principio de la subida al coll de Ares por la parte Francesa. Es un pueblo precioso con un casco antiguo amurallado de calles estrechitas con mucho encanto. Además tiene arriba una fortaleza que curiosamente se puede subir por una especie de pasadizo interminable, que le da un aire misterioso



Lunes 10. El nacimiento del Llobregat

En nuestro penúltimo día decidimos ir a ver el bonito pueblo de Castellar de n`hug, es un pueblo típico de montaña, calles estrechas, casa de piedras, precioso. Está justo en mitad de la subida del puerto que da acceso a las estaciones de esquí de Masella y La Molina, la de veces que hemos pasado por el túnel, pero nunca subido por el puerto. Justo de la parte baja del pueblo sale un sendero de menos de 1Km que lleva al nacimiento del Llobregat, la verdad que había poca agua, se nota que era verano, a pesar de todo hay unas cataratas muy chulas que merecen la pena, con más agua tiene que ser espectacular. Por cierto justo allí nos dimos cuenta que si sales a la carretera principal puedes llegar hasta los pie de cataratas con el mismo coche.
Otra cosa a resaltar del pueblo es que estaba lleno de tiendecitas de pasteles y comidas típicas, para típico unos mega cruasanes que  merece la pena hasta hacerle fotos, peo nosotros nos conformamos con unos pastelito y unos chocolates, y de rebote compramos pan, queso autóctono y me quedé con las ganas del espetec u otra chacina, eso del embarazo de Marga.

Seguimos subiendo el puerto hasta que llegamos a lo mas alto, donde hicimos una parada para comer, en un prado muy bonito y cristina y yo decidimos coronar una pequeña montaña cercana, mientras Marga nos esperaba abajo y nos hacía fotos. Tras la comida visita fugaz a la estación de esquí, con la anécdota que paró la carretera un rebaño gigantesco de cabras y todos los coches paramos para hacer fotos, y de vuelta que nos quedaba un último pueblo por visitar.
 
San Joan de los Abadesses, el pueblo en si no es nada del oro mundo, un puente muy parecido al de Camprodon y una iglesia derruida la verdad que muy bonita, pero sobre todo está su abadía, nos sorprendió muchísimo, el claustro, el pequeño museo, aprendiendo de la historia catalana. Aunque Cris con lo que más disfrutó fue con la niña que conoció en el parque de la puerta y con la que nos llevamos casi 1h jugando.


Martes 10. El Regreso

Ultimo día, nos dio mucha pena, empaquetar, recoger, cerrar y hacer esa bajada por última vez, que hasta la voy a echar de menos, pero todo tiene su fin. Pero antes un último día bastante intenso. De camino a Barcelona decidimos coger por la carretera de Rocabruna, estrecha, zigzagueante, muy bonita, se había terminado la alta montaña y entrábamos zonas boscosas , siempre siguiendo el GR. Primera parada Beget otro pueblo de casas de piedras y calles estrechas, para pasear tranquilo. De ahí breve parada en Oix que no nos pareció nada del otro mundo y en Castellfollit de la Roca, lo bonito de este pueblo es verlo desde fuera, porque está en un acantilado espectacular, mucho más bonito que cuando estás dentro paseando.
La pena es que ya se nos hacía tarde y no pudimos ir a ver Besalú, bueno, como siempre tenemos ya excusa para volver. Comida rápida en Vic y a Casa del tío Manolo a Barcelona para devolverle la llave, y por supuesto agradecerle su casa, su hospitalidad y mucho más, nos deben una visita.


Y poco más, un viaje muy completo, medio montaña medio turismo con lo justo para una niña de 3 años y una embarazada, pero lo que vamos a recordar toda la vid es que este fue el primer viaje que hicimos los 4 juntos, el primero de muchos, muchos viajes.

13 de septiembre de 2015

Viaje al Pirineo Catalán 2015


Como todos los viajes este también tiene una historia del porqué de su elección. Algo de montaña, tranquilo y dentro de España. Y es que desde hacía unos meses estábamos buscando al cuarto montañero y si la búsqueda daba sus frutos no queríamos estar en algún país que no controlásemos que hacer si hubiese cualquier problema. En definitiva que los Pirineos Gerundense eran buena opción, montaña no muy alta, en España y en una zona de la que sólo conocíamos las pistas de esquí en temporada. Y acertamos, el montañero llegó y esta expedición la compondría cuatro miembros. 

Base de operaciones Feitus, una aldea perdida, de un pueblo perdido de una montaña perdida. La historia es que sabía que mi tío Manolo, otro andaluz más de los que emigró a Cataluña hace muchos años, tenía una casa por la zona, así que meses antes me puse en contacto con él que me la ofreció inmediatamente. Genial casa gratis, pero tenía sus inconvenientes, estaba tan perdida que no llegaba la luz, la placa solar daba para las luces y poco más, sin tele, con nevera a gas, sin congelador y sin agua caliente y por supuesto sin apenas cobertura móvil. Pero esto eran minucias que solucionamos adaptando la dieta y calentando en el hornillo de gas el agua de la ducha.


Lo que más nos costó, el acceso, 4,5Km de carretera local, donde el último eran unas rampas que el coche casi no subía en primera, con el espacio justo y un barranco al lado acojonate, vamos, rezando para no cruzarnos con nadie. Cada vez que subíamos o bajábamos ese km íbamos con el corazón encogido (no es una carretera para un Opel Corsa), eso si, lo subí y bajé tantas tardes corriendo que me conocía cada curva al dedillo, hasta la de herradura a 700mtrs de la casa que en 10 subidas que haría no tuve hu** de hacerla en una sola trazada. Pues si, suerte tuvimos porque sólo se nos cruzó un coche el último día, cuando ya dejábamos la casa, y como no con susto incorporado. Al dar marcha atrás la mujer sacó una rueda del carril y la metió en el barranco. Estuvimos un buen rato hasta que volvió a poner el coche en la carretera, ya me veía llamando a la grúa.


Pero lo cierto es que aunque quería contar todo esto y la anécdota anterior, la casa era fantástica, una casa de piedra preciosa en un entorno precioso, con una enorme tranquilidad, por la noche se veía perfectamente la Vía Láctea, me recordaba el cielo de Marruecos, y mi tío se desvivió porque estuviésemos cómodo, nos dejó todo lo necesario de utensilios y comida. Y bueno centrándonos ya en el viaje en sí, salimos el 3 de Agosto con madrugón, a las 7 el avión, a las 8:30 en Barcelona y tras el susto, pensábamos que nos habían perdido la sillita de Cris que no salía por la cinta de las maletas (y yo como iba a saber que esas cosas en Barcelona salen por una cinta especia?), antes de las 12 estábamos en Camprodón, El pueblo principal de la zona, donde estaba mi tio esperándonos. Menos mal que nos esperó allí y no en Barcelona como estaba previsto en un principio, porque cualquiera encontraba el camino de subida, así que le seguimos y tuvimos nuestra primera toma de contacto con la carreterita, el en su flamante 4*4 y nosotros en nuestro corsa, así cualquiera.


A la hora de comer, el se fue a Barcelona y nosotros ya nos quedamos solo en nutra nueva casa, así que después de la siesta le echamos valor y decidimos pasar la tarde en el pueblo. Camprodón no es un pueblo especialmente bonito, alguna callecita, un Castillo derruido en lo alto y sobre todo un puente medieval precioso perfectamente restaurado. Lo más bonito eran los barrios de las afuera, mansiones impresionante de los ricos de Barcelona que hicieron aquí su segunda residencia, y sobre todo el ambiente que tiene, lleno de bares y tiendas de productos tradicionales. Tras dar el paseo pertinente y comprar todo lo necesario para pasar una semana en nuestra casa de campo volvimos para descansar. Mañana será nuestro primer día completo en estas montañas.

Martes 4: Vall Nuria.

Nuestro primer día decidimos subir a Vall Nuria, queríamos ilusionar a Cristina con eso de coger un tren. Una horita de coche para llegar a Queralt, ya que estábamos buscamos el pueblo más cercano para abaratar el transporte (aún así 20€ por cabeza), pero el trayecto lo merece, subida preciosa, mucho túnel, pero los tramos exteriores discurrían junto  a un cañón donde fluye  un precioso río llenos de cascadas, pozas, etc. Y lo mejor junto a él el famoso GR11. La transpirináica. El camino nos ha acompañado todo el viaje, y casi se podría haber vertebrado este escrito con él, ha tenido una vertiente muy emotiva, porque recordaba a mi gran amigo Justo que tanto me hablaba de él, que tantas semanas pasó recorriéndolo y que al final la vida hizo que no llegase a ver esta zona, y otra lúdico_deportiva porque une valles preciosos por impresionantes pasos de montaña, nos ha impresionado tanto que el proyecto ya está en marcha, eso sí es un proyecto a muy largo plazo.


Bueno volviendo al tren, en 30 min estás arriba. Val Nuria es un Santuario (nada del otro mundo) alrededor del cual se ha montado un complejo turístico de montaña, Hotel, albergue, pista de esquí, lago artificial. Todo para que una familia cualquiera pase unos días en la montaña. Es precioso bordear el lago, ir a los miradores. Pero lo que más le gustaba a Cristina es la cantidad de animalitos que hay en la zona, la mayoría domésticos puesto por el hotel para distintas actividades, paseo en poni, dar de comer a los patos, etc etc. En un momento nos dio la hora de comer.


Tras comer bajamos de nuevo en tren e hicimos una visita a Ripoll, bueno a su monasterio porque es lo único que merece la pena. Me lo vendieron como la cuna del independentismo, pero la verdad que quitando la exposición de la historia de Cataluña, tampoco te daría mucha cuenta, hasta la de la entrada se disculpó por no tener los carteles en Español, es por espacio me decía, no te preocupes, no tienes porqué disculparte. Del monasterio, los he visto mejores, una portada espectacular, que está luchando por que sea patrimonio de la humanidad, y un claustro bonito, y para casa que amenaza lluvia y no quiero subir esa carretera lloviendo.

Miércoles 5. Vallter 2000.

El segundo día decidimos subir por el mismo valle donde teníamos nuestra casita, el Valle del Ter, hasta lo más alto que nos dejaba la carretera, la estación de Vallter 2000, a más de 2100 mtrs. Nuestra idea era buscar el nacimiento del río Ter y el refugio de Ulldeter, siguiendo el GR11 que nos acompañaría hoy también, pero al preguntar en la estación me despistaron y me dijeron que para ir al nacimiento debía subir en el telesilla o seguir la pista de esquí junto al mismo. Ala, estamos de montañismo, y aunque esté con una niña de 3 años y una embarazada a tirar de patas toca.


La verdad que no sé si me pasé un poco porque andamos unos 3Kms y subimos 400mtrs, hasta los 2600, lo más alto de la pista. Cris se portó como una campeona, sólo tuve que llevarla en brazo en las rampas más duras, que ya a cualquier persona “normal” le hubiese costado lo suyo. En fin que en sólo una hora estábamos arriba, ante la sorpresa de todos los turistas que veían cómodamente desde el telesilla como subíamos, arriba todos la felicitaban, a ella ehh no a mi que estaba hecho polvo de tirar con la mochila y 15kilos de niña en esos rampones.


Geniales vistas desde aquí arriba, pero nos surgieron las primeras dudas, y el nacimiento del río? Y el refugio?, tan sólo había un cartel donde decía que el antiguo refugio estaba bajando un poco el río y el nuevo a unos 300mtrs de este. El despiste es que habíamos subido por la pista y no por el GR, así que lo mejor era ir a buscar el GR, y nuestra única referencia el paso de la Marrana, que veíamos a lo lejos, por donde se veía gente y sabíamos que pasaba el camino. En apenas 200mtrs  llegamos al nacimiento del Ter, vaya pues esto estaba cerca, una fuentecilla pequeña que brota entre unas piedras, más testimonial que bonito, además es el inicio de la ruta del Ter, otra de esas múltiples que han habilitado aprovechando el boom del cicloturismo.


Por mucho que preguntamos nadie sabía decirnos como llegar al refugio, así que empezamos a bajar buscándolo por intuición sin querer separarnos mucho de las pistas, no vaya a ser que tuviésemos que recular. Al final, por fin vimos a lo lejos una casa derruida, supusimos que era el antiguo refugio y cerca un pradito con un rio, un buen sitio para comer, con todo preparado busqué un sitio apartado para hacer una cosita y de repente..vaya debajo de una montañita al fin el flamante nuevo refugio. Recogimos rápido todo y nos fuimos allí para comer con bebida fresquita, allí nos explicaron como ir por el GR hasta la pista, un sendero bonito junto al rio. Hoy prontito a casa que mañana toca viaje.

Jueves 6, el Pirineo Francés.

Quizás el gran fallo del viaje, nuestra idea era ir a una zonas de monasterios al otro lado del Pirineo, camino de Carcasone, pero en vez de ir hasta la costa y coger la autopista, subimos el coll de Ares y cogimos una carretera unos 40Kms horribles. Total más de 3h de curvas para hacer menos de 100Kms, normal que fuese la primera vez que Cristina vomita en el coche (quitando cuando ha estado enferma). Llegamos a Prades a las 2 de la tarde con un calor y infernal y un mosqueo general. Tuvimos que decidir sacrificar la primera visita, el monasterio de San Miche de Cuxa e ir directamente a Vilafranca.


Vilafranca es un pueblo muy bonito, pero hacía un calor terrorífico, no encontrábamos un parquecito con sombrita para comer y ya arrastrábamos un mal día, así que no lo disfrutamos. Y tras un paseo breve fuimos a la visita principal del día. El Monasterio  de San Martín. Asumiré yo el error, no sabía que había que dejar el coche a un par de Kms y andar montaña arriba. Eso a las 4 de la tarde, con el calor y con una niña de 3 años y una embarazada, se antojaba complicado. Una pena, tendremos que señalar la zona para otro viaje, el día estaba siendo lo contrario de redondo, no creo que se diga cuadrado.


Como teníamos el hotel en Quilla, había que decidir o dar un rodeo o volver a jugársela y atravesar el Col de Jau.  No sé ni como nos atrevimos a tomar la senda opción con el día que llevábamos. Pe de repente la suerte cambió, el Col es una carretera preciosa ,es un auténtico puerto de montaña y tienes visión continua de lo que llevas subido y lo que queda, no como la de por la mañana que los árboles del borde de la carretera no te dejaban ver más allá. Arriba en la gloria, al fin fresquito, pudimos disfrutar de un café tranquilos viendo el paisaje y todas las posibilidades de las rutas de alrededor. Y en la bajada estaba la garganta de san George, 500mtrs de carreteras espectaculares que atravesaban un cañón. Eso más la buena cena que nos pegamos podemos decir que el día quedó plano, ni bueno ni malo.

Viernes 7. Carcassonne.

Es difícil que empiece un día diciendo, vaya desayuno que me pegué. Pues si, es que merece comentarlo. En el B&B nos trataron muy bien, y el desayuno espectacular. Tenía todo una pinta que no podía parar de comer. Bueno, que en un ratito estábamos en Carcassone, y entonces nos dimos cuenta, que sólo por esto el viaje merece la pena. Desde luego es una de las ciudades más bonitas que he visto. La ciudad quizás no, sino la pequeña cité, un barrio amurallado a las afueras que lo mirases desde donde lo mirases era para no parar de hacer fotos. La muralla por fuera es el típico castillo de cuento de hadas.



Y no menos espectacular es entrar, callecillas estrechas de piedra, como si estuvieses en una ciudad medieval, todo bares, restaurantes, comercios de todo tipo a cual más apetecible. Lo único malo es que estaba repleta de turistas, lo que hizo que tuviésemos que esperar una buena cola para entrar en el castillo, me recordaba al Monte Sant Michele, había incluso momentos de cierto agobio. Menos mal que aunque hacía calor, estaba nublado. Una ciudad recomendable en todos los sentidos, después de comer tuvimos que emprender el largo camino de regreso, eso sí, esta vez por la costa.

20 de julio de 2015

Subida Calvitero 2015

La noche antes de subir al Calvitero nos dio por leer la entrada del blog de nuestro anterior intento hace siete años, y era para reírse. Tras un temporal con casi 1 metro de nieve atrevernos subir en chándal y sin ningún material. Cada vez que lo pienso más que unos novatos fuimos unos inconscientes. Menos mal que no nos dio por llegar al final, pero sólo llegar a la Ceja en aquellas condiciones es mucho más de lo que me podría imaginar.  

Siete años después decidimos hacer un nuevo intento, mucho mejor preparados tanto física como técnicamente y en muchas mejores circunstancias, no había ni una gota de nieve en toda la subida, y llevábamos hasta 2 tipos de crampones. Pero por no dármelas de entendido y de preparado, de otra forma la volví a fastidiar, las botas eran las misma de hace 7 años, botas que creo que llevo 2 años sin usar y cuando el viernes hice una pequeña ruta previa, la suela estaba totalmente podrida y se rompió. Así que tuve que hacer toda la ruta sobre el relleno de foan que traen, sin agarre, sin impermeabilización (menos mal que no había nieve) y deshaciéndose poco a poco, duraron los justito, llegué al coche casi andando en sobre las piedras.

Pero no nos adelantemos, el viaje lo empezamos el viernes por la mañana lo que nos dio tiempo a hacer una pequeña parada en el valle del Jerte, en una zona que Marga había visto desde la carretera en sus múltiples viajes, Los Pilones. Hicimos una rutita corta de 6 Kms hasta una zona del rio muy chula, donde la gente suele ir a bañarse, con pozas interconectadas con pequeñas cataratas, muy bonito, si no llega a ser por el fastidio de las botas que me tenían preocupadísimo hubiese sido una pasada. Pero lo mejor de todo es que vi las posibilidades de la zona, por allí pasaba la ruta de Carlos V, objetivo de hace unos años que había quedado en el olvido, pero sobre todo la subida a la Covacha, segundo pico más alto de Cáceres después del Calvitero por 5 mtrs (lo que ha creado su polémica) que se hace por una cresta espectacular y que tengo ya en el punto de mira. De allí típica subida por el puerto de Honduras y a dormir que mañana será un día duro.

Diana a las 6:30 para tras una larga carretera de montaña estar empezando la ruta a eso de las 8:15. El primer tramo es el que tiene todo el desnivel pasa de 1800 a 2300mtrs. En apenas 90min estábamos coronando la Virgen de Bejar, primer objetivo del día. De allí a la Ceja es un paseíto,  eran las 11 y ya estábamos en el punto más alto de la ruta, el Canchal de la Ceja a 2425m, es el punto más alto de Salamanca. Se nos antojaba un paseo, tanto que ya pensábamos alargar la ruta por algún lado, iluso de nosotros. Hasta aquí fue donde llegamos la vez anterior, la Ceja es un volcán (al menos eso parece) espectacular, se puede intuir algún camino de bajada al cráter, quizás lo intentemos en otra ocasión, además si vienes del otro valle (Jerte), podrías entrar directamente en el cráter por una zona donde la montaña está rota y hacer una subida desde dentro, que pasada.

https://www.youtube.com/watch?v=TP2ufrNll_U

Como decía, a partir de ahí comienza un camino en ligero descenso buscando una zona con pequeños laguitos,  nosotros en lugar de bajar a los lagos nos empeñamos en seguir el track y fuimos por una cresta un pelín más complicada pero nada del otro mundo, lo bueno son las vistas que tienes hacia el Oeste, toda la sierra de Francia al fondo, y ver como vas andando junto a unos impresionantes cortados, acercarte al borde acojona. Aquí está la zona de las Agujas, unas montañitas con esa forma, por momentos te sientes impresionado con el paisaje, con una especie de ataque de pánico, no tienes claro si vas a poder pasar por la siguiente roca y si pasas luego tienes que volver. Es un momento curioso, tu conversación pasa hablar que camino vas a coger la próxima vez que subas a: oye que yo no me dedico a esto y tenemos una niña, es autojustificarse el no poder seguir mucho más para allá.
 
Pero quedaba lo peor, el camino vuelve a subir y cuando estás apenas a 200mtrs del objetivo se corta, el paso de las cadenas, pues si que son las cadenas del diablo, lo intentamos hasta 3 veces, pero no veía como hacer el último paso y no me daba seguridad. La sensación de impotencia es terrible, ves el hito de la montaña a 200mtrs y no puedes llegar. Menos mal que a marga se le ocurrió, y si bajamos a esos lagos y luego remontamos por ese canchal, dicho y hecho, en 15 min habíamos bajado por un pedregal hasta cerca de un laguito que estaba hacia el Este y de allí era fácil remontar, estábamos al otro lado del paso de las cadenas, lo habíamos conseguido!!!












En 5 min cumbre, vaya vistas desde el monolito, Gredos al este, la sierra de Francia al Oeste, fotos y videos de rigor, nuestro pequeño y tradicional homenaje a las estrellitas y a volver. Me costó, pero convencí a marga que volviésemos por las cadenas y usé el viejo truco, voy a esperar coincidir con más gente que nos ayude, y esta vez sí. Ahora era en sentido ascendente, y subir siempre da menos miedo y es más fácil, el resto solo es deshacer los pasos por el mismo camino hasta que a eso de las 4 estábamos en el coche., en el momento justo que las botas no pudieron más.



Y poco más, increíble ruta, se nos atojaba fácil pero nada de eso, prueba de ello son las 8h que tardamos en hacerla, sitio precioso y otra cumbre más a la buchaca, esta vez el Top de Cáceres y de Extremadura. Y como no una vez más nos acordamos mucho de nuestro sol que estaba en casa esperando y que pronto nos acompañará en estas pequeñas aventuras, aunque me da a mi que esta vez no hicimos la ruta los 2 solos, estos montañeros cada vez nos salen más precoces.

27 de abril de 2015

Y de nuevo Londres

El motivo de este nuevo viaje a Londres gira en torno a una noria, gira en torno a nuestra forma de entender el turismo. Preferimos un turismo más de aventura, deportivo, de naturaleza, pero cuando realizamos este turismo más “convencional”, nuestra filosofía es tornárnoslo con calma, sin apenas programar nada (fuimos a Londres sin guía, sin mapa, y sin casi ningún plan). Lo normal es darse una paliza y corre de un sitio a otro para verlo todo, siempre escuchas, ¿pero cuando vas a volver?. Yo prefiero decir, si no veo algo ya tengo excusa para volver. Hace unos 10 años estuvimos en Londres y cuando le contamos el viaje a un amigo nos dijo ¿vistes la Noria Romana de Riotinto en el British? Ostras ni lo sabíamos, y desde entonces sabíamos que volveríamos, volveríamos en busca de la Noria.

Lo que no sabíamos es que seríamos 3 los que viajaríamos, porque ya no dejamos a Cris atrás en nuestras aventuras, así que los tres pusimos rumbo a Londres. Nuestro hotel, primer acierto, a las afueras buscando algo más barato descubrimos Westfield, en plena villa olímpica es el centro comercial más grande de Europa. 2 hoteles, 70 restaurantes, cientos de tiendas de todo tipo abierto los 7 días y comunicado con el centro de Londres en metro. El viernes tras acomodarnos nos decidimos por un restaurante Griego, segundo viaje a Londres que no piso un Mcdonnalds, no es tan difícil, solo hay que buscar un poquito.


El sábado por la mañana fuimos directo al British, al fin y al cabo era nuestra actividad principal del viaje. Nada mas entras, gran susto, las alarmas se ponen a sonar para que evacuemos el museo, la verdad que fue un buen susto, cogí a Cris y salí corriendo, al final un simulacro, que graciosos estos ingleses. Media horita en la puerta esperando y de nuevo para dentro. Cris disfrutaba mientras yo le contaba historias sobre piedras mágicas (Rosetta), historia de caballeros (frisos del Partenón), lo de las momias me costó mas explicarlo, y al fin en la zona romana la encontramos. Un cuarto de Noria de madera Romana, que se usaba para evacuar hace 2000 años el agua de los túneles de las minas de mi pueblo, una auténtica pasada.


Y como un museo es complicado para una niña de 2 años, tras apenas una hora de visita cogimos un bus hasta Camden, otro descubrimiento de nuestro viaje anterior. Si es cierto que no se puede decir que sea un mercadillo autóctono, porque está lleno de miles de turistas, pero al menos es muy peculiar, cientos de puestos de todo tipo, solo pasear por sus curiosas calles (antiguas cuadras de caballos) ya merece la pena. Y como no comer en uno de sus múltiples restaurantes callejeros.


La tarde nos tocó de visita de monumentos típicos, cogimos un bus hasta el Palacio de Buckingham, fotos típicas y de ahí dimos un paseíto hasta el Big Ben, fue lo que mas le gustó a Cris, el paseíto, porque por el camino encontramos un parque donde estuvimos parado casi una hora mientras Cristina jugaba en un arenero haciendo nuevos amigos ingleses. Del Big Ben, que por muchas veces que lo haya visto siempre impresiona, comenzamos el recorrido típico turístico, Downing Street, Trafalgar y su Nelson y Picadilly. Y para terminar el día Oxford Street y sus tiendas. Bueno más que sus tiendas su tienda, porque entramos en la famosa tienda de juguete de Hamleys y no había manera de sacar a Cristina. En la puerta había una empleada haciendo pompitas de jabón y estuvimos más de 30 min viendo como Cris no paraba de explotar pompas. Y al hotel que ha sido un día intensísimo y aún queda viaje.


El domingo empezamos el día visitando la Torre, es uno de los edificios más emblemáticos de Londres y claro que merece mucho la pena, pero creo que estos ingleses se cuelan con los precios. La torre es un castillo en pleno centro de Londres, con casi mil años, que ha sido sucesivamente remodelado y ampliado. Con una audioguía puedes recorrer toda la historia de la ciudad, desde los romanos, hay restos de murallas en el complejo, hasta su ultimas remodelaciones no hace tanto. Sobre todo la historia de la Torre está asociada a ser una prisión donde encarcelaban prisioneros muy celebre, los ejecutaban y enterraban aquí.

Está lleno de edificios con diferentes exposiciones, museo de armas, pero sobre todo están las famosas joyas de la Corana. Las distintas coronas, cetros, espadas, trompetas, etc. Cargadísimas de historia y que se han ido usando a lo largo de los últimos 1000 años en la coronaciones y otros importantes acontecimientos de la casa real. Pero si por algo destaca la torre es por la historia de los cuervos, el día que desaparezcan de la torre será el fin del reino, por eso siempre tienen una jaula donde cuidan unos cuantos, y por ser la casa de los Beefeater, la guardia real más selecta que lleva más de 500 años custodiando la Torre. Parte de su función es de ser guías y cada hora hacen un recorrido explicando la fortaleza, eso si en inglés.


Pero si la Torre es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, justo a su lado está el que más, junto con el Big Ben, the Tower Bridge, el puente de la torre. El puente del siglo XIX es uno de los símbolos con los que asociamos la ciudad y es a su vez museo y mirador. Aunque las mejores vistas del puente la tenemos desde la Torre, merece la pena cruzarlo para ponerse debajo de sus inmensas torres de 65mtrs. Como empezaba a llover decidimos coger un bus hasta la catedral para estar a resguardo.



Sant Paul ya la visitamos en nuestro viaje anterior, solo estaba abierta una parte del templo, así que fue algo rápido. Tras comer y como no paraba de llover decidimos cruzar el puente del milenio para ir al Tate. El Tate es de esos museos que se te hace bola, hay que elegir muy bien que ver, no voy a volver a explicar lo que pienso del arte moderno, pero no está mal aunque solo sea para tomar un café en su última planta donde tienes unas vista espectaculares de Londres.

Tras el cafelito y como había dejado de llover volvimos por el puente del Milenio, donde Cris probó lo peligroso que es correr por el con lluvia, e hicimos una visita al mercado de smithfild, lo ideal hubiese sido verlo en plena ebullición y no un domingo por la tarde, pero bueno echamos un buen paseo, y para el hotel. Al día siguiente el día típico de viaje de vuelta.


A veces es complicado viajar con niños, pero para mi es importante darle a mi hija la oportunidad de viajar y conocer nuevos sitios, culturas, etc, se que no es consciente de todos os sitios que ya ha ido, pero yo si, y me gusta recordar los viajes que hacemos toda la familia, además sembramos un poco el gusanillo. Y que decir de Londres, es una ciudad que lo tiene todo, y como la vez anterior se nos han quedado muchas cosas por hacer, así que una vez más estoy seguro que volvermos.