13 de septiembre de 2015

Viaje al Pirineo Catalán 2015


Como todos los viajes este también tiene una historia del porqué de su elección. Algo de montaña, tranquilo y dentro de España. Y es que desde hacía unos meses estábamos buscando al cuarto montañero y si la búsqueda daba sus frutos no queríamos estar en algún país que no controlásemos que hacer si hubiese cualquier problema. En definitiva que los Pirineos Gerundense eran buena opción, montaña no muy alta, en España y en una zona de la que sólo conocíamos las pistas de esquí en temporada. Y acertamos, el montañero llegó y esta expedición la compondría cuatro miembros. 

Base de operaciones Feitus, una aldea perdida, de un pueblo perdido de una montaña perdida. La historia es que sabía que mi tío Manolo, otro andaluz más de los que emigró a Cataluña hace muchos años, tenía una casa por la zona, así que meses antes me puse en contacto con él que me la ofreció inmediatamente. Genial casa gratis, pero tenía sus inconvenientes, estaba tan perdida que no llegaba la luz, la placa solar daba para las luces y poco más, sin tele, con nevera a gas, sin congelador y sin agua caliente y por supuesto sin apenas cobertura móvil. Pero esto eran minucias que solucionamos adaptando la dieta y calentando en el hornillo de gas el agua de la ducha.


Lo que más nos costó, el acceso, 4,5Km de carretera local, donde el último eran unas rampas que el coche casi no subía en primera, con el espacio justo y un barranco al lado acojonate, vamos, rezando para no cruzarnos con nadie. Cada vez que subíamos o bajábamos ese km íbamos con el corazón encogido (no es una carretera para un Opel Corsa), eso si, lo subí y bajé tantas tardes corriendo que me conocía cada curva al dedillo, hasta la de herradura a 700mtrs de la casa que en 10 subidas que haría no tuve hu** de hacerla en una sola trazada. Pues si, suerte tuvimos porque sólo se nos cruzó un coche el último día, cuando ya dejábamos la casa, y como no con susto incorporado. Al dar marcha atrás la mujer sacó una rueda del carril y la metió en el barranco. Estuvimos un buen rato hasta que volvió a poner el coche en la carretera, ya me veía llamando a la grúa.


Pero lo cierto es que aunque quería contar todo esto y la anécdota anterior, la casa era fantástica, una casa de piedra preciosa en un entorno precioso, con una enorme tranquilidad, por la noche se veía perfectamente la Vía Láctea, me recordaba el cielo de Marruecos, y mi tío se desvivió porque estuviésemos cómodo, nos dejó todo lo necesario de utensilios y comida. Y bueno centrándonos ya en el viaje en sí, salimos el 3 de Agosto con madrugón, a las 7 el avión, a las 8:30 en Barcelona y tras el susto, pensábamos que nos habían perdido la sillita de Cris que no salía por la cinta de las maletas (y yo como iba a saber que esas cosas en Barcelona salen por una cinta especia?), antes de las 12 estábamos en Camprodón, El pueblo principal de la zona, donde estaba mi tio esperándonos. Menos mal que nos esperó allí y no en Barcelona como estaba previsto en un principio, porque cualquiera encontraba el camino de subida, así que le seguimos y tuvimos nuestra primera toma de contacto con la carreterita, el en su flamante 4*4 y nosotros en nuestro corsa, así cualquiera.


A la hora de comer, el se fue a Barcelona y nosotros ya nos quedamos solo en nutra nueva casa, así que después de la siesta le echamos valor y decidimos pasar la tarde en el pueblo. Camprodón no es un pueblo especialmente bonito, alguna callecita, un Castillo derruido en lo alto y sobre todo un puente medieval precioso perfectamente restaurado. Lo más bonito eran los barrios de las afuera, mansiones impresionante de los ricos de Barcelona que hicieron aquí su segunda residencia, y sobre todo el ambiente que tiene, lleno de bares y tiendas de productos tradicionales. Tras dar el paseo pertinente y comprar todo lo necesario para pasar una semana en nuestra casa de campo volvimos para descansar. Mañana será nuestro primer día completo en estas montañas.

Martes 4: Vall Nuria.

Nuestro primer día decidimos subir a Vall Nuria, queríamos ilusionar a Cristina con eso de coger un tren. Una horita de coche para llegar a Queralt, ya que estábamos buscamos el pueblo más cercano para abaratar el transporte (aún así 20€ por cabeza), pero el trayecto lo merece, subida preciosa, mucho túnel, pero los tramos exteriores discurrían junto  a un cañón donde fluye  un precioso río llenos de cascadas, pozas, etc. Y lo mejor junto a él el famoso GR11. La transpirináica. El camino nos ha acompañado todo el viaje, y casi se podría haber vertebrado este escrito con él, ha tenido una vertiente muy emotiva, porque recordaba a mi gran amigo Justo que tanto me hablaba de él, que tantas semanas pasó recorriéndolo y que al final la vida hizo que no llegase a ver esta zona, y otra lúdico_deportiva porque une valles preciosos por impresionantes pasos de montaña, nos ha impresionado tanto que el proyecto ya está en marcha, eso sí es un proyecto a muy largo plazo.


Bueno volviendo al tren, en 30 min estás arriba. Val Nuria es un Santuario (nada del otro mundo) alrededor del cual se ha montado un complejo turístico de montaña, Hotel, albergue, pista de esquí, lago artificial. Todo para que una familia cualquiera pase unos días en la montaña. Es precioso bordear el lago, ir a los miradores. Pero lo que más le gustaba a Cristina es la cantidad de animalitos que hay en la zona, la mayoría domésticos puesto por el hotel para distintas actividades, paseo en poni, dar de comer a los patos, etc etc. En un momento nos dio la hora de comer.


Tras comer bajamos de nuevo en tren e hicimos una visita a Ripoll, bueno a su monasterio porque es lo único que merece la pena. Me lo vendieron como la cuna del independentismo, pero la verdad que quitando la exposición de la historia de Cataluña, tampoco te daría mucha cuenta, hasta la de la entrada se disculpó por no tener los carteles en Español, es por espacio me decía, no te preocupes, no tienes porqué disculparte. Del monasterio, los he visto mejores, una portada espectacular, que está luchando por que sea patrimonio de la humanidad, y un claustro bonito, y para casa que amenaza lluvia y no quiero subir esa carretera lloviendo.

Miércoles 5. Vallter 2000.

El segundo día decidimos subir por el mismo valle donde teníamos nuestra casita, el Valle del Ter, hasta lo más alto que nos dejaba la carretera, la estación de Vallter 2000, a más de 2100 mtrs. Nuestra idea era buscar el nacimiento del río Ter y el refugio de Ulldeter, siguiendo el GR11 que nos acompañaría hoy también, pero al preguntar en la estación me despistaron y me dijeron que para ir al nacimiento debía subir en el telesilla o seguir la pista de esquí junto al mismo. Ala, estamos de montañismo, y aunque esté con una niña de 3 años y una embarazada a tirar de patas toca.


La verdad que no sé si me pasé un poco porque andamos unos 3Kms y subimos 400mtrs, hasta los 2600, lo más alto de la pista. Cris se portó como una campeona, sólo tuve que llevarla en brazo en las rampas más duras, que ya a cualquier persona “normal” le hubiese costado lo suyo. En fin que en sólo una hora estábamos arriba, ante la sorpresa de todos los turistas que veían cómodamente desde el telesilla como subíamos, arriba todos la felicitaban, a ella ehh no a mi que estaba hecho polvo de tirar con la mochila y 15kilos de niña en esos rampones.


Geniales vistas desde aquí arriba, pero nos surgieron las primeras dudas, y el nacimiento del río? Y el refugio?, tan sólo había un cartel donde decía que el antiguo refugio estaba bajando un poco el río y el nuevo a unos 300mtrs de este. El despiste es que habíamos subido por la pista y no por el GR, así que lo mejor era ir a buscar el GR, y nuestra única referencia el paso de la Marrana, que veíamos a lo lejos, por donde se veía gente y sabíamos que pasaba el camino. En apenas 200mtrs  llegamos al nacimiento del Ter, vaya pues esto estaba cerca, una fuentecilla pequeña que brota entre unas piedras, más testimonial que bonito, además es el inicio de la ruta del Ter, otra de esas múltiples que han habilitado aprovechando el boom del cicloturismo.


Por mucho que preguntamos nadie sabía decirnos como llegar al refugio, así que empezamos a bajar buscándolo por intuición sin querer separarnos mucho de las pistas, no vaya a ser que tuviésemos que recular. Al final, por fin vimos a lo lejos una casa derruida, supusimos que era el antiguo refugio y cerca un pradito con un rio, un buen sitio para comer, con todo preparado busqué un sitio apartado para hacer una cosita y de repente..vaya debajo de una montañita al fin el flamante nuevo refugio. Recogimos rápido todo y nos fuimos allí para comer con bebida fresquita, allí nos explicaron como ir por el GR hasta la pista, un sendero bonito junto al rio. Hoy prontito a casa que mañana toca viaje.

Jueves 6, el Pirineo Francés.

Quizás el gran fallo del viaje, nuestra idea era ir a una zonas de monasterios al otro lado del Pirineo, camino de Carcasone, pero en vez de ir hasta la costa y coger la autopista, subimos el coll de Ares y cogimos una carretera unos 40Kms horribles. Total más de 3h de curvas para hacer menos de 100Kms, normal que fuese la primera vez que Cristina vomita en el coche (quitando cuando ha estado enferma). Llegamos a Prades a las 2 de la tarde con un calor y infernal y un mosqueo general. Tuvimos que decidir sacrificar la primera visita, el monasterio de San Miche de Cuxa e ir directamente a Vilafranca.


Vilafranca es un pueblo muy bonito, pero hacía un calor terrorífico, no encontrábamos un parquecito con sombrita para comer y ya arrastrábamos un mal día, así que no lo disfrutamos. Y tras un paseo breve fuimos a la visita principal del día. El Monasterio  de San Martín. Asumiré yo el error, no sabía que había que dejar el coche a un par de Kms y andar montaña arriba. Eso a las 4 de la tarde, con el calor y con una niña de 3 años y una embarazada, se antojaba complicado. Una pena, tendremos que señalar la zona para otro viaje, el día estaba siendo lo contrario de redondo, no creo que se diga cuadrado.


Como teníamos el hotel en Quilla, había que decidir o dar un rodeo o volver a jugársela y atravesar el Col de Jau.  No sé ni como nos atrevimos a tomar la senda opción con el día que llevábamos. Pe de repente la suerte cambió, el Col es una carretera preciosa ,es un auténtico puerto de montaña y tienes visión continua de lo que llevas subido y lo que queda, no como la de por la mañana que los árboles del borde de la carretera no te dejaban ver más allá. Arriba en la gloria, al fin fresquito, pudimos disfrutar de un café tranquilos viendo el paisaje y todas las posibilidades de las rutas de alrededor. Y en la bajada estaba la garganta de san George, 500mtrs de carreteras espectaculares que atravesaban un cañón. Eso más la buena cena que nos pegamos podemos decir que el día quedó plano, ni bueno ni malo.

Viernes 7. Carcassonne.

Es difícil que empiece un día diciendo, vaya desayuno que me pegué. Pues si, es que merece comentarlo. En el B&B nos trataron muy bien, y el desayuno espectacular. Tenía todo una pinta que no podía parar de comer. Bueno, que en un ratito estábamos en Carcassone, y entonces nos dimos cuenta, que sólo por esto el viaje merece la pena. Desde luego es una de las ciudades más bonitas que he visto. La ciudad quizás no, sino la pequeña cité, un barrio amurallado a las afueras que lo mirases desde donde lo mirases era para no parar de hacer fotos. La muralla por fuera es el típico castillo de cuento de hadas.



Y no menos espectacular es entrar, callecillas estrechas de piedra, como si estuvieses en una ciudad medieval, todo bares, restaurantes, comercios de todo tipo a cual más apetecible. Lo único malo es que estaba repleta de turistas, lo que hizo que tuviésemos que esperar una buena cola para entrar en el castillo, me recordaba al Monte Sant Michele, había incluso momentos de cierto agobio. Menos mal que aunque hacía calor, estaba nublado. Una ciudad recomendable en todos los sentidos, después de comer tuvimos que emprender el largo camino de regreso, eso sí, esta vez por la costa.