24 de marzo de 2012

La familia en tierra de conquiatadores: Cáceres y Trujillo

Quisimos hacer un último viaje antes del nacimiento de Cristina, y decidimos que lo mejor para una embarazada de 7 meses era una ciudad bonita, relativamente cerca y que no conociésemos. Pensamos que Cáceres cumplia con todos esos requisitos, una ciudad pequeñita donde poder pasear dejando el coche a un lado, a menos de 3h de Sevilla y qiue apenas conocíamos, estuvimos sólo una tarde hace ya más de 10 años. Así que tras asistir al cumpleaño de Ángel (el ahijado de Marga) el sábado 10 de Marzo tempranito pusimos rumbo a tierras Extremeñas.


Nuestra primera parada ya un clásico, el puerto de las Herrerias a tomar café, ahí una vez más  nos envolvimos del espítitu del camino. Y es que en cuanto vemos la posibilidad de culaquier actividad deportivo-aventurera se nos va la cabeza, y como no el camino de Santiago es una de nuestras pequeñas pasiones. Conclusión, abandonamos la autopista y decidimos hacer los últimos 30Kms por la nacional que va pegada al camino de Santiago. El descubrimiento fue sorprendente, no sólo por todos los castillos, monasterios, iglesias y demás edificios históricos que hay en esa zona, sino que si te fijas mejor y vas pendiente del camino ves muchas más cosas. Millarios que llevan 2000 años marcando los caminos, trozos de calzadas y puestes romanos perfectamentes restaurados, restos de antiguas casa que llevan ahí cientos de años que se constuyeron para el camino y que se abandonaron cuando cambió el sentido de esta peregrinación y por supuesto peregrinos, a pie o en bici, gracias a dios esta no es la romería del camino Francés y no parece la Gran Vía en hora punta, todos muy ilusionados y sorprendido de lo que están viendo. Y es que muchas de estas zonas no aparecen en ninguna guía, pero un camino que lleva recorriendose miles de año, primero por antiguas civilizaciones y luego por los peregrinos en cada metro te puedes encontrar una sorpresa.

A mediodía estábamos en Cáceres. El casco antiguo de Cáceres es precioso, no me extraña que sea patrimonio de la humanidad, y se lo ha ganado a pulso, porque fuera de el estás en una ciudad normal, con sus bares, tiendas, coches, jaleo, cuando entra parece que retrocedes 500 años. No hay tiendas, ni coches, ni bares, apenas 2 restaurantes de lujo y algún hotel. Por no haber no hay ni jaleo, es como si la gente se imbuyese del ambiente y hablase bajito para no querer molestar. Todos los edificios están en perfecto estado, bueno menos la catedral que la están restaurando. Palacios de piedra de hace ya varios siglos, constuidos por las familias que se hicieron ricas haciendo las Indias, ya ahora son o Hoteles de Lujo o algún que otro edificio oficial. No se puede destacer ninguno, lo bonito es pasear por las calles de piedra y disfrutar de todos sus rincones, tanto de día como de noche, porque la iluminación que le han puesto al barrio es casi perfecta.

Al oeste del casco histórico  tenemos el barrio Judío, es la parte quizás peor conservada, pero merece la pena ir a ver la muralla y el resto de alguna antigua sinagoga, además tuvimmos la suerte de entrar en un torreón visitable cuando no había nadie, así que el chico que estaba alli nos explicó toda la vida de los judios en Cáceres y commo se hicieron ricos a base de negociar con el agua (tan listos como siempre). Nos dijo claramente, fijaros en los detalles, y es lo que hicimos, mirar las casas y ver pequeños escudos que te decían si era de un judío, de una familia rica o lo que fuera y mirar al suelo, puedes ver las marcas que te indican que estás siguiendo una ruta judía o incluso el mismísimo camino de Santiago.

Además del casco antiguo destaca la plaza mayor, es bonita pero lo mejor es las vistas que tiene a la entrada del casco antiguo, bueno se han dejado ahí un edificio blanco que afea la entrada pero los perdonaremos, y los bares. Como en tantos sitios en Cáceres parece que los bares han seguido un estilo, tapas de diseño, eso si un pelín caras, de todas formas siempre es más barato que sentarte en un restaurante y esa fue nuestra comida y cena.


 El domingo comenzamos el día vistando las cuevas de Maltravieso, unas cuevas prehistórica en un barrio a las afueras de Cáceres, hubiese sido una pasada porque tienen restos de hace cientos de miles de años y pinturas rupestres de hace más de 30000, pero como sucede entantos otros sitios están cerradas al público, el abuso ha hecho qque se deterioren, incluso la gente se llevaba a su casa recuerdo de estalactitas, una barbaridad, así que nos tuvimos que conformar con visitar el centro de interpretación que la verdad le ha quedado un poco soso.

Y a Trujillo, en 30 minutos estábamos en este otro bonito pueblo. La verdad que Trujillo es parecido a Cáceres, pero más pequeñito, lleno de palacetes de las familias ricas que traian las riquezas de américa, y es que Trujillo se visita a ritmo de Francisco Pizarro conquistador del Perú, desde que entras en la plaza mayor y ves su gran estatua, hasta que llegas a la parte alta donde está su Museo, y en medio un pueblo precioso. Pizarro héroe o villano, juzgarlo sin la perspectiva de la época es injusto, de todas formas prefiero no entrar ahora en esa discusión y seguir recordando las maravillas de la iglesia de Santiago, los conventos de San Francisco y Santa Clara, su castillo y los palacetes de los Pizarro o de los Orellana, otro gran conquistador, Francisco de Orellana explorador del Amazonas.

E igual que en Cáceres se llevan las tapas de diseño, en Trujillo son los menus con comida de la tierra, se nota que todos los restaurantes han intentado imitar a la famosa Troya, y como ya habiamos comido en nuestra anterior visitas, decidimos cambiar a otro de la plaza mayor, aunque eran eactamente iguales.

Y el lunes por la mañana pusimos rumbo a Sevilla, y terminamos como empezamos, visitando otro monumento de la Vía de la Plata, la presa de Proserpina. Una presa Romana a las afueras de Márida. La presa está muy bien conservada y tiene bastantes carteles explicativos donde te explica como los Romanos y civilizaciones posteriores conseguían conducir el agua desde este pantano hasta Merida a varios Kms. Un lugar que merece la pena parar y si ya la antigua nacional lo sacó del itinerario de la mayoría de los viajeros, la autopista parece haberlo alejado para siempre, menos mal que quedan los peregrinos que están "obligados" a pasar por aquí y algún que otro viajero descarriado como nosotros que nos negamos a pasar junto a estas maravillas y no parar a disfrutar de ella

Y poco más, que disfrutamos muchísimo de este viaje los 3, que estamos deseando recorrer a pie o en bici todo ese camino que tuvimos junto a la carretera todo el tiempo, pero ahora había que volver a casa rápido, a las 15:30 del lunes teníamos una cita para escuchar el corazoncito de la más pequeña de la expedición. Hoy que estoy escribiendo esto 2 semana después solo añadir, corazoncito ok, 33 semana, sólo 7 para estar con nosotros.