19 de agosto de 2013

VIAJE AL PIRINEO NAVARRO 2013. Primera parte


El pirineo Navarro ha sido este año el destino elegido por nuestra familia para sus vacaciones veraniegas, que son posiblemente las más importantes del año, al menos las mas largas. Y como siempre la elección ha sido buscando naturaleza, montañas, deportes de aventura, y fresquito, mucho fresquito, es decir, todo lo que nos falta por estos lares donde vivimos.



Dia 1, domingo 4 de agosto: Camino Soria.

Dichosa canción, es casi imposible sacársela de la cabeza desde casi el primer día que decidimos hacer una parada intermedia en el camino de ida para conocer la única ciudad de las dos Castillas en la que aún no habíamos estado. Cantándola o tarareándola cada vez que buscaba información de Soria, cuando salimos por la mañana, cuando vimos Soria en los carteles de carretera o cuando paseábamos por la ciudad. Pensaba que algún lugareño se iba a volver ya harto de la maldita canción a decirme, cállese!!! Pero como se suele decir que hablen de ti aunque sea para mal, así que una ciudad que es casi un pueblo, en medio de la nada y en una zona tan deprimida creo que le debe mucho a la canción.

Bueno que me enrollo, la primera impresión que me dio Soria fue agridulce, dulce porque la vi muy limpia y ordenada, aparentemente una buen sitio para vivir, pero agria porque me pareció una ciudad fantasma, hasta intenté acuñar la frase, más difícil que encontrar una cafetería en Soria. Para colmo todo los monumentos cerraban en Domingo por la tarde, así que nos tuvimos que conformar con verlos por fuera. Y eso que tenía ganas de empezar a ver Románico (me iba a hartar en el viaje), el claustro de la catedral y sobre todo el medio derruido de san Juan del Duero, nada quedará para otra ocasión ¿Cuándo volveré yo a Soria? , hasta la famosa Numancia cerraba el domingo tarde.

Pero mi idea de Soria fue variando conforme se echaba la noche. La ciudad de repente se lleno de vida, tenía que dar un voto de confianza, que era una tarde calurosa en pleno mes de Agosto. Fantástico ambiente en la alameda. , y el casco histórico precioso, lleno de edificios medievales, iglesias románicas y placitas y rincones preciosos, todo ello junto con un ambiente excepcional que se respiraba en las calles llenas de bares y terracitas. Al final Soria no ha quedado en el listado de ciudades “horribilis” que hemos visitado, ni mucho menos, Soria, sin nada en concreto que destacar ha quedado arriba en la lista de ciudades españolas (a ver si algún día hago un ranking) y bien merece una visita.

Dia 2. Lunes 5 de Agosto. La Navarra Monumental.


Por la mañana tempranito tras una breve parada para ver la catedral, pusimos rumbo a tierras navarras, atravesando la altiplanicie Castellana. Vaya sitio, tiene que ser duro vivir aquí, a nosotros nos pareció muy curioso, una llanura a más de 1000m, árida, con pueblos medio fantasmas, lleno de iglesias, castillos y torres medievales semiderruidas, y de fondo vigilando todo el Moncayo una mole de montaña que tengo puesto en el punto de mira.

Entramos en Navarra por el suroeste, por el desierto de los Bardenes, parque natural, con montañas al estilo de Arizona, pero algo menos espectaculares, no era plan con el calor que hacía parar aquí. Poco a poco el desierto va dando paso a las vides, estamos entrando en la tierra del vino navarro y como no de los monasterios. Paramos a ver el de la Oliva, el más antiguo de la orden del Cister que aún está activo. Un monasterio precioso, pequeño, recogido, con su claustro e iglesias muy bien restauradas.


Voy a hacer un pequeño inciso con este tipo de edificios, ¿Por qué nos llama tanto la atención?  Como bien dijo la peculiar guía que nos enseñó el monetario de Leyre (del que hablaré más adelante) me niego a decir que el Románico es el hermano menor del Gótico. El Románico floreció en esta zona en los siglos XI y XII, mientras nosotros estábamos bajo dominio islámico, al sur no llegó nada de esto, nos saltamos directamente al gótico. Ver estos monasterios, estas iglesias, que en su época fuero el no va más de la tecnología no nos deja absolutamente indiferente, todo lo contrario levanta una gran admiración por nuestra parte


Del monasterio a Olite. Olite aparece en muchas webs como uno de los pueblos más bonito de España, cosa que llamó tanto mi atención que no pude resistir parar. El pueblo en si es bonito, pero tampoco gran cosa, lo que es verdaderamente impresionante es el castillo y más aún si te explican como se construyó y el lujo que se respiraba allí en la época de los últimos reyes navarros. Sin duda unos de los más grandes y bonitos que he visto (y he visto muchísimos) y eso que sólo está reconstruido una tercera parte tal y como era en la edad media y el exterior de otro tercio (que se corresponde al parador), el tercio restante está completamente en ruina.
 
Y al fin al Pirineo, hasta Hiriberri o Villanueva de Aezkoa que sería nuestra base de operaciones de la siguiente semana. Hiriberri bien merece un párrafo, es un pueblo de los más perdidos que existe, en el corazón del Pirineo, solo 127 habitantes, se llega a el por una carretera de montaña sin salida, en definitiva es el perfecto pueblo de montaña, quizás su aspecto no fuese tan cuidado como algunos pueblos de alrededor más conocidos como Aribe o Ochagavía pero sin duda era el más auténtico. Además estaba a los pies de un monte, el Berrendi, con una pared vertical gigantesca con el que me obsesioné desde que lo vi y al final los coronaríamos, aunque de eso ya hablaremos más adelante.
 
A todo esto hay que sumar que era paso de la transpirenaica, toda las tardes en el bar del pueblo nos sentábamos a tomar una cerveza y mientras Cristina se hacía hamiga del guagua del bar nosotros charlábamos con los que iban haciendo la ruta escuchando sus historias, nos ha quedado unas ganas increíble de hacerla, al menos en parte. 


Dia 3. Martes 6 de Agosto. El Camino


Roncesvalles no es solo uno bonito pueblo pirenaico en una preciosa y verde planicie rodeadas de montaña, con su monasterio-colegiata medieval perfectamente restaurado, sus capilla y albergues de peregrino. Roncesvalles no es solo uno de los pueblos mas peculiares de España, el único propiedad de la iglesia, donde sólo ha censado unos cuantos monjes, donde no hay casas, solo edificios religiosos, bares y hoteles. Roncesvalles es mucho más, pero sólo el que ha hecho o piensa hacer el camino de Santiago puede entender eso. Roncesvalles es el primer pueblo del camino francés (el mas transitado) es España, el principio para miles de personas al año desde hace siglos de lo que va a suponer el viaje de su vida.

No es sólo turismo es algo espiritual. Os puedo asegurar que una de las fotos más buscada es una simple señal de carretera que pone Santiago 790Kms. ¿y porqué? Porque es el objetivo de muchos de los que pasan por allí y el sueño de otros que simplemente hacen turismo por la zona . Por eso enfrentarme a Roncesvalles 5 años después de hacer el camino, aún me ponía los pelos de punta. No voy a describir la breve visita que hicimos a la colegiata o al albergue, lo más importante es sentarte un ratito en un bar a tomar café y escuchar con la ilusión que hablen los que están o pasan por allí. Una felicidad, unos nervios, si les pides un pequeño favor, que te hagan una foto por ejemplo, se mueren por hacértelo. Si tuviésemos ese espíritu todos los días del año, muchas cosas cambiarían en el mundo.
 
Y de ahí al alto de Ibañeta, donde originalmente se asentó el monasterio (lo tuvieron que bajar a su actual ubicación para evitar unas condiciones metereológicas tan adversas) y donde hay un monumento conmemorativo de la famosa batalla y una capilla (en plan moderno) supongo que para justificar lo que significa ese lugar. Pero una vez más, como en el 2008, la niebla nos envolvió de tal manera que tuvimos que suspender el paseo. La niebla le da a esta zona un punto aún más místico, parece increíble que en cuanto sales de la zona de Ibañeta-Roncesvalles el tiempo está bien, entras allí y parece que entras en otra dimensión, será casualidad, pero a nosotros ya nos ha pasado las 2 veces que hemos ido. Así que tuvimos que irnos a nuestro siguiente destino  Saint-Jean-Pied-de-Port.
 
La visita a  Saint-Jean-Pied-de-Port era simplemente porque es el primer pueblo frances del camino y lo utilizan mucha gente como inicio del mismo añadiendo una etapa más. Pero fue un acierto total, quizás sea tan místico como Roncesvalles, pero el pueblo es precioso. Con sus calles y casas de piedra, con sus puentes antiguos y su fortaleza en todo lo alto. Nos sorprendió muchísimo y más aún con el ambiente que había. Lleno de bares, tiendas y restaurantes, con las calles atestadas de turistas, mereció mucho la pena.
 

Y ahora el camino inverso, de nuevo a Roncesvalles, pero en vez de ir por la nacional, por una carretera local, por todo el camino de Santiago. El problema fue que nada más empezar a subir de nuevo la niebla apareció, y la verdad que lo pasamos mal, muchos Kms por una carretera de montaña local, donde apenas se veía a 5metros. La idea era subir al monte Urkulu, pero tuvimos que descartarlo, menos mal que pudimos días después porque la zona era una pasada, pero de eso ya hablaremos más adelante. Así que salida lo más rápido a la nacional y para casa, que esta tarde había tertulia en el bar Berrendi.

Día 4. Miércoles 7 de Agosto. Las hoces navarras y el monasterio de Leyre.

Con la fuerza que bajan esos ríos pirenaicos es normal que la zona esté llena de hoces formadas a lo largo de los años por la erosión de los ríos. Nosotros elegimos 2 para visitar. La de Arbayun, sin duda la más espectacular, muy estrecha con paredes de más de 400 mtrs de altura, inaccesible si no llega a ser por una plataforma que han puesto para que los turistas puedan verla desde lo alto, bueno inaccesible según nos dijo la chica del centro de interpretación de Lumbier, todo es ponerse.

Y la de Lumbier, es mucho menos espectacular, pero la gracia que tiene es que puedes recorrerla por completo, por ella transcurre una vía verde. Son 2 Kms muy sencillo, y bonitos junto al río, pensaba que era la ruta ideal para hacer con Cristina en el canguro,  pero no sé si por el calor o porque lo que quería era andar tardamos muchísimo, pensaba que era casi imposible hacer las rutas pirenaicas prevista para los siguientes días (me equivoqué, parece que también se aburrió un poco en esta ruta tan simple y lo que le va es la marcha, se crece ante la adversidad). Como curiosidad comentar que al final de la vía hay un sendero ya algo más complicado, que te lleva a un antiguo puente derruido en las guerras contra los franceses hace 200 años, de allí tienes una vista muy chula de la foz.
 
Cerca de Lumbier está el monasterio de Leyre  otro monasterio con 1000 años de historia del estilo de los que ya vimos en días anteriores. El monasterio es benedictino y funciona como tal, sólo se puede visitar una pequeña parte, la cripta y la iglesia, del antiguo claustro románico que tanto nos gusta no queda ni rastro. Lo que más nos gustó fue la forma tan peculiar de la guía de explicarlo, con una sencillez y una pasión, vamos como lo haría yo, ni mucho menos un guía al uso. Recuerdo que de la cripta dijo, no se ha utilizado nunca de nada, ni para enterrar gente ni para hacer misas, cuando la restauraron pusieron ese altar, si eso se hiciese ahora le meterían un puro al restaurador.
 
Cristina más interesada en apagar las velas que escuchar la explicación sobre si los huesos encontrados eran de los reyes o no (los echaron todos en un cofre sin catalogar mucho y allí están expuestos), de tanto que la mandamos a callar aprendió el gesto típico con el dedo, así que se dedicaba a mandar a callar a todo el mundo, guía incluida.

Y vuelta a los pirineos, por el pantano de Yesa, hasta el valle del Roncal,  esta zona es más bien prepirinaica, al pie de las grades montañas que marcan la frontera con Francia y no tan verde ni tan frondosa como Irati, pero llenos de pueblos precios, Roncal, Izaba u Ochagavía(este último ya en el otro valle, el de Salazar )  son 3 claros ejemplos de pueblos de montaña, con calles estrechitas y casa de piedras muy bien conservadas y decoradas. Merece mucho la pena parar en ellos y pasear tranquilamente por sus calles.

Día 5. Jueves 8 de Agosto. La Selva de Irati. 


Parece mentira que estemos en plena selva de Irati y no hayamos reservado ni un solo día para visitarla. Pensamos, bueno por las tardes tranquilamente, pero el ritmo que llevamos no es para reservar tardes, así que hoy Jueves y viendo que el tiempo no esta muy católico nos vamos a quedar en la zona.

Irati podemos decir que es toda la zona en la que estamos, está todo lleno de bosques frondosos, de esos que prácticamente cuando entras es como si se hiciese de noche,  de hecho, en nuestra ruta estaba lloviendo y nosotros casi ni nos enteramos, por momentos muy tenebrosos, pero desde luego espectaculares. Los pueblos se venden al turismo como que están en plena selva, pero los del parque natural han acotado una zona que consideran el corazón de la selva, el pantano de Irabia, y es la que todo el mundo visita, acotan y cobran 5€ a cada coche por entrar (2€ a nosotros al estar alojado en la zona).

Al pantano se puede entrar por Ochagavía o por Orbaiceta. Nosotros optamos por la segunda opción, y tras una breve visita a su famosa fabrica de armas, edificio casi derruido del S XVIII (la verdad que merece la pena pararse si estás por la zona), entramos en el parque. Impresiona los Kms y Kms de bosques, son casi 10 por una pista encementada hasta llegar al pantano. Allí optamos por la ruta corta, bordear el pantano por la parte sur, es quizás la más espectacular porque es donde el bosque es más cerrado y además se hace por senderos muy estrechitos. Ya os digo, llovía y nosotros nos enterábamos porque veíamos las gotas caer en el agua del pantano, teníamos un paraguas natural sobre nuestras cabezas. En resumen, una ruta espectacular, en la que Cristina se portó genial, a  ella mientras le vayas cantando se lo pasa bien. El único problema es compensar el moviendo del baile para que no nos desequilibremos.
 

Y como no paraba de llover, decidimos irnos a comer a Pamplona, vamos salir del pirineo a ver si mejoraba el tiempo. Y si mejoró, Pamplona ya la conocimos, pero fue un gustazo pasear con Cristina por esas calles que tan buen recuerdos nos traía del camino de Santiago. Que si aquí compramos el bocadillo, aquí nos lo comimos, etc etc y Además es una pasada comer de pinchos, la famosa calle estafeta está llenas de bares con sus mostradores repletos de pinchos, a cual más bueno. Casi salimos rodando, es imposible no parar en todos.