El pasado sábado 21 de junio, se bautizó Ángel López Guerrero. A priori podría ser un bautizo normal, como el de otros muchos niños, pero éste era especial. Especial porque el que se bautizaba era mi sobrino, y especial porque yo soy su madrina.
Tras recibir la noticia parte de mi hermano y mi cuñada de que yo sería la madrina, y una vez vista la carita de este bebé, el gran día era su ba
utizo. No por el acto social que ello lleva implícito, sino porque de alguna forma, entre Ángel y yo, quedaba materializada una unión especial, que día a día trataré de cuidar y alimentar.
Él quizás no se enteró de nada, es más, no se enteró de nada, pero yo sí, y cuando pasen unos años le contaré como fue ese día, y como tu tío Tomás Sánchez y su tia, Marga López, asumimos el papel de padrinos.
Tras recibir la noticia parte de mi hermano y mi cuñada de que yo sería la madrina, y una vez vista la carita de este bebé, el gran día era su ba
Él quizás no se enteró de nada, es más, no se enteró de nada, pero yo sí, y cuando pasen unos años le contaré como fue ese día, y como tu tío Tomás Sánchez y su tia, Marga López, asumimos el papel de padrinos.