
San Sebastian es una de esas
ciudades con un encanto especial, no es que no sea bonita, la cuidad es
preciosa, pero es que San Sebastian es algo más que su apariencia “física”, y
eso la ha convertido en un destino turístico preferente. Nada más llegar te das
cuenta, una ciudad señorial al borde del mar le da un encanto especial, pero no
es sólo eso. Es el contraste entre el casco antiguo que representa el corazón
del nacionalismo Vasco y la zona de casas señoriales que aparenta lo contrario.
Es el ambiente, es que se respira cultura por todas las esquinas y gastronomía,
sobre todo gastronomía. San Sebastián es la ciudad gastronómica por excelencia,
miles de personas van al año sólo por comer allí, desde sus humildes pero
suculentos pinchos, hasta los restaurantes más famoso del mundo. 16 estrellas
michelín tiene la ciudad, Arzak, Subijana, Berasategui, en la oficina de
turismo la gente no pide un mapa, pide una guía gastronómica.
Pero vamos a centrarnos, San
Sebastian son 2 calas (o playas) espectaculares separadas por el casco
histórico, al este la playa de Gros (Zurriola) presidida por el
famoso Kursaal. Es quizás la
menos conocida y por lo tanto la más tranquila. En ella destaca sobre todo el
famoso auditorio de arquitectura moderna, Kursaal, esta bien, pero cuando lo
vi, esperaba que me poseyera Stendhal un poquito más.

Y al Oeste la famosa playa de la
concha, en un dia tan bueno como hacía estaba a reventar de gente, un
ambientazo increíble. Paseando por ella te das cuenta de lo bonita que es la
ciudad,
el Urgull a la
derecha y el monte Igueldo a la izquierda y esta playa encajonada entre ambos,
una imagen preciosa. De ahí el casco histórico está a un paso, no me voy a
extender mucho más de lo dicho,
pequeñito, de calles estrechas, recordándonos a cada paso que significa
el moviendo vasco, por momentos sería hasta tenebroso si no fuese porque está
atestado de turistas y a cada paso hay un bar, y que bares, es para volver a
reincidir en lo mismo, un verdadero museo gastronómico.
A un paso del casco antiguo está
la catedral, que sorprendentemente está en la zona más moderna, una zona de
edificios del SXIX en plan señorial, casi como si estuvieses paseando por la
Gran vía o por París.
La catedral
es bonita, me recuerda a las Alemanas, como curiosidad y poco para respetar a
su hermana más anciana, la Iglesia de Santa María en el Casco Antiguo, desde la
puerta principal puedes ver la puerta principal de Santa María, una calle recta
que atraviesa todo el casco antiguo y la zona moderna y enfrenta una iglesia
con la otra.
Ya sólo nos quedaba la última
visita, ver las vistas de la ciudad desde el
monte Igueldo que son
impresionantes, para ello recorrimos toda la playa de la concha, que desde el
palacio de Miramar pasa a
llamarse Ondarreta y
llegamos al peine de los vientos. La playa de Ondarreta nos llamó mucho la
atención, parece una playa de hace 100 años, con sus casas señoriales en
primera línea y sus casetillas en la playa a rayas azules y blancas donde
supongo que los bañistas se cambian o guardan cosas, y al final de esta el
peine de los Vientos
la famosa estatua de chillida que le da un punto más de encanto a la zona.
Día 7. Sábado 10 de Agosto. Los
Pirineos.

Hoy era el gran día, teníamos prevista
la actividad principal del viaje, la etapa reina. Lo habíamos planificado
cuidadosamente y pospuesto varias veces hasta que el tiempo nos diera garantías
para conseguirlo. Hoy íbamos a subir
al
Orhi el segundo dos mil de la peque, pero está claro que no se puede luchar
contra la naturaleza y aunque el día amaneció espléndido conforme subíamos el
puerto con el coche la niebla se iba haciendo mas y mas densa, y como el otro
día, cuando estábamos en la frontera (punto de inicio) apenas se veía a unos
metros. Pero eso no era lo peor, intenté salir del coche para leer el cartel
del inicio y casi no puedo andar, un viento huracanado casi no me dejaba estar
en pie, además escuchaba a Marga que no paraba de pitarme dentro del coche,
cuando volví lo entendí. El viento movía el coche y daba miedo estar allí, así
que la mejor opción salir corriendo de allí bajando lo más rápido posible por
la carretera dirección Francia.
Fue una buena decepción, pero no
nos quedó otra, además como no hay mal que por bien no venga, eso nos permitió
poder hacer 2 rutas espectaculares por 2 gargantas en la zona francesa, estaban
en el plan del día, pero no sabíamos que eran tan dura y si llegamos a subir al
Orhi quizás no hubiésemos hecho ninguna.

La primera es la garganta de Holtzarte,
casi 3Kms por un camino precioso, al principio encajonado junto a un río, pero conforme avanzas empieza a inclinarse mas y mas, por un terreno muy complicado y
resbaladizo, tanto que han puesto una cuerda para ir agarrándose. Imaginarse
eso llevando a una niña de 1 año en un cangurito. Subir fue complicado, pero
más lo fue bajar, la técnica era ponerme de espalda, agarrarme a la cuerda y
prácticamente rapelar. Pero merecía la pena, arriba en lo alto, en medio de la
nada, el puente de Holtzarte, un puente colgante espectacular de más de 200m de
alto, que atraviesa de un lado a otro de la garganta. Te pones a pensar quien
se le ha ocurrido hacer esto aquí y como demonios lo han hecho. Como curiosidad
decir que estamos haciendo parte de un GR, vaya manera de dar continuidad al
GR, no sé exactamente cual es pero me gustaría hacerlo alguna vez sólo por
volver a este tramo. La mejor manera de describir el puente es con el vídeo que
hicimos.

La segunda es la garganta de
Kakueta, que por cierto te cobran por entrar. Son otros 2 Kms, y a pesar de las
múltiples pasarelas que le han hecho para poder ir por medio de la garganta, no
la vi tan espectacular como la otra. Quizás porque no tuviese el puente o
quizás porque ya iba muy cansado, casi 10Kms con Cris en lo alto me dejaron
listo, además como se iba quedando dormida la vuelta la hice casi corriendo. La
garganta acaba en una cueva, que es lo que te anuncian todo el tiempo, pero si
os digo la verdad, es mucho más espectacular la catarata que hay en la entrada
que la cueva en si. Lo curioso es que al principio puedes coger unos cascos, y
nosotros por no preguntar cargamos con 3 cascos como tontos toda la ruta, para
al final nada, me pensaría yo que íbamos a hacer espeleología.
Totalmente agotado decidimos
volver, esta vez cruzando a España por la mesa de los 3 reyes, sin duda esta es
la zona más espectacular del pirineo navarro, la más alta, pero nada, una vez
más la niebla no nos dejo disfrutar del paisaje, aquí ya dejamos el verde casi
radiactivo por la piedra gris, estamos hablando ya de montañas de 2500mtrs con
nieve en pleno mes de agosto. Esta zona si la tenemos subrayada para volver
cuando Cris sea una montañera de primera.
Día 8. Domingo 11 de Agosto. El
Urkulu y el Berrendi

Pretendíamos tomarnos con
tranquilidad el último día, así que decidimos explorar una carretera que salía
de la fabrica de armas de Orbaiceta dirección Francia, algo cerquita del
pueblo. La carretera se metía en plena Selva de Irati, muy estrecha y por
momentos encementada pero con buen asfalto lo que hizo en menos de 30 min nos
plantásemos en la frontera. La zona es espectacular, ya hemos dejado abajo la
selva y ahora estamos en un prado verde intenso de esos que duele la vista.
Está todo repleto de monumentos megalíticos, y hay varias rutas para poder
visitarlos.

Pero lo que más le gustó a Cris
fue los animalitos. Según nos contaron, en verano suben el ganado a esta zona y
lo dejan suelto, eso hacía que por todos lados hubiese rebaños de vacas
pastando junto a la carretera. Cris se emocionaba cada vez que veía a una vaca
y empezaba a griar, guagua guagua..

Lo curioso es que de ahí a la
base el Urkulu apenas había 15min de coche, joder hace unos días estuvimos
prácticamente aquí, y dimos una vuelta enorme bajando por Francia con una
niebla que no se veía a 5metros, y resulta que teníamos una carretera que nos
llevaba directa al pueblo. ¿pero quien hace los mapas de carretera?. En fin que
hoy que el día era espléndido podemos intentar subir al Urkulu.

La verdad que pensaba que nos iba
a costar más, pero en menos de 1h haces cumbre, es un sendero algo inclinado
pero fácil, y Cris se portó como una campeona, ella encantada mientras
estuviese pasando cerca de las vacas. La cumbre tal y como me esperaba, una de
las más altas del Pirineo Navarro occidental, con unas vistas increíbles, kms y
kms hacía los valles franceses y españoles y en dirección este, el Ohri a tiro
de piedra. Me dio algo de coraje porque hoy seguro que hubiésemos hecho cumbre
allí, muy buen día y parecía asequible visto desde aquí, en fin, que
inatentaremos volver algún día. Pero aún hay mas, justo en la cumbre hay una
torre semiderruida, de origen romano, ver restos romanos en una montaña de
estas dimensiones no creo que sea muy normal. Una nueva gran cumbre para Cris y
para mis estrellitas.

Ya que estábamos decidimos
acercarnos a ver la cueva de Arpea, así que otra pequeña rutita con la peque.
La cueva está chula, pero lo mejor es la zona, la cantidad de montañas y rutas
que hay por la zona, desde luego si viviese aquí me llevaría todo el día
subiendo estos montes. Y poco más e vuelta al pueblo arreglar cuentas con
nuestra casera y a descansar toda la tarde que hay que hacer las maletas.

¿descansar? ¿Quién dijo
descansar?. Nuestra última ocurrencia, ya que estamos ¿por que no subimos un
poco por el carril que lleva al Berrendi? Llevamos viendo esa pared ahí toda la
semana y algo tendremos que hacer. Para arriba otra vez, con el coche hasta
donde el camino nos dejó y luego a patas, a patas y sin parar hasta hacer
cumbre. Primero por la pista, después por un hayedo que no sé ni como no nos
perdimos, y por último pegado al cortado ganando altura y con el pueblo cada
vez más abajo.

Varias veces dijimos, un poco más
y nos volvemos, pero por cabezones llegamos hasta la cumbre, hasta el vértice
geodésico, con un barranco a nuestros pies de cientos de metros y con la luz
justa para bajar a toda velocidad para evitar que se nos hiciese de noche.

Y poco más, al día siguiente
vuelta un poco pesada pero a eso de las 19:00 estábamos en casita. Sería
difícil resumir todo este tocho de 8 días de viaje en un párrafo. Pero en pocas
palabras nos ha sorprendido muy gratamente Navarra, tanto su parte monumental
como sus montañas, es de esas regiones que quedan en segundo plano para el
turismo al no tener las montañas más altas ni los monumentos más famosos, pero
tiene una mezcla de ambos que la hace especial y desde luego en nosotros tendrá
un aliado quien la quiera promocional. Además ha sido el segundo contacto de
cristina con la alta montaña, y ha salido tan bien como el año pasado en
Peñalara. Mi pequeña montañera va creciendo poco a poco, solo espero que todo
esto para ella sean siempre buenos recuerdos de una afición sana que sus padres
le intenta inculcar poco a poco y que cuando sea mayor diga, yo empecé subiendo
pequeñas montañas en la espalda de mis padres.