
¿Pues no lo recordaba tan duro? Típica
afirmación montañera basada en una máxima del montañismo: el dolor dura 15
minutos pero la gloria es para siempre. Y es que de una ascensión siempre
recuerdas el momento en el que coronas, o el momento en el que culminas la ruta
lleno de satisfacción (hoy voy a daros la coña con las máximas del montañismo,
una ruta se acaba cuando termina el descenso y no en la cumbre, de echo hay más
accidentes en los descensos que en las ascensiones), pero el sufrimiento de
hacerlo se va olvidando poco a poco, por eso cuando asciendes la segunda vez,
alguien siempre tiende a soltar ¿Pues no lo recordaba tan duro?.

¿Cómo sorprender a Marga en
nuestro décimo aniversario? Estaba claro que con una ruta de montaña, pero
había que añadir algo más. Y creo que di en el clavo, repetir la ruta del
aniversario del 2009, la subida al Almanzor, una espinita que se nos quedó
clavada, ya que aunque hicimos pseudocima, nos quedamos a 10metros, no nos
atrevimos a hacer el último paso, y eso siempre estaba ahí presente.
Cuatro años después creíamos que
estábamos suficientemente preparados y habíamos ganado la suficiente
experiencia para conseguir el éxito, pero como me decía Marga en el viaje, esto
es una presión añadida, si fracaso por segunda vez será un palo psicológico
difícil de superar.

Repetimos exactamente el viaje
del 2009, el viernes dormimos en el Hotel Puerta de Gredos (creo que hasta era
la misma habitación), cena de aniversario de lujo y el sábado bien tempranito
empezamos la ruta desde la plataforma de Gredos. 7Kms y 2h y media de ruta
hasta la Laguna Grande, la verdad que no recordábamos que estuviese tan lejos,
lo que hizo que pronunciásemos la ya nombrada frase ¿Pues no lo recordaba tan duro?

Tras un breve descanso en el
refugio y dejar parte del peso, empezamos la parte dura de la ruta, primero por
un sendero pedregoso siempre picando para arriba y después los famosos
canchales. Primero el que nos lleva a la portilla Bermeja, muy duro, pero con
la suerte que cuando empezaba la parte difícil (las rocas grandes) nos
encontramos con una pareja que bajaba que nos dijo, tirar por la derecha es por
donde va todo el mundo. Así que en vez de ir por la izquierda del canchal (como
hace 4 años) en dirección al nevero perpetuo de la hoya Bermeja, cogimos por la
izquierda, lo que nos hizo ganar altura rápido y fácilmente. Cuando nos dimos
cuenta estábamos ya por encima del nevero en el comienzo del segundo canchal,
el que nos lleva a la portilla del cranpón.

El segundo es aún mas duro, se
inclina más y se va estrechando poco a poco, lo que te hace que te encajones
totalmente en una garganta con paredes a los lados. Se estrecha tanto que ya no
puedes andar en zigzag, por lo que tiene que andar hacia la máxima pendiente y
además (y esto si que es jodido) se convierte en una trampa, porque con tanta piedra
suelta hace que si tienes gente por arriba estás en un continuo peligro con
poco sitio donde escapar (y eso lo viviríamos en la bajada).
El final es lo peor, se acaban
las piedras y se convierte en una rampa de arena con tanta inclinación que si
no es por los pequeños apoyos laterales sería imposible subir. La buena noticia
es que en el 2009 este fue el primer punto que Marga quiso abandonar, y esta
vez aunque costó y ya empezó a hincharse diciendo, Dios y ahora como voy a
bajar eso, lo subió de un tirón sin problemas.

Una vez en la portilla del
crampón viene lo peor, hay que subir 4 pasos de pequeña escalada, donde la
dificultad viene en que si te caes, y no consigues pararte, puedes empezar a
despeñarte monte abajo muchos, pero que muchos metros. Los 2 primeros pasos del
tirón, sin problemas, ya habíamos superado el punto del 2009, pero el tercero,
ofuu, se cogió a la parte de arriba y se quedo pegada a la roca como una
lagartija autóctona, ni para arriba, ni para abajo. Para arriba le daba miedo dar
el último impulso y para abajo a
1
m del éxito no le dejaba yo ni de coña. Así que más por
vergüenza de los que venían detrás, dio el último impulso y arriba. De allí a
la cumbre no es complicado, pero creo que no disfrutó mucho, mientras hacíamos
las fotos y videos de rigor lo único que pensaba era, y ahora como bajo.


Pero mira tu por donde bajó sin
problemas, ayer una vez pasado todo esto me decía, si subiese otra vez si que
iba a disfrutar, porque se que ahora puedo. Y ya lo de siempre, bajada muy
rápida, con el único inconveniente de una piedra que despeñaron desde arriba
que menos mal que se paró porque yo la veía ya caer a toda velocidad, y de esa
piedra, más grande que un balón de futbol, ni el casco nos hubiese salvado.
Tarde tranquila en el refugio y vuelta a casa el día siguiente. Y poco más,
cumbre conseguida, lo mejor de todo es haber tenido la fuerza psíquica para
superar nuestros miedos, y conseguir con esfuerzo el éxito, y poder dejar
arriba un recuerdo de los que nos esperaban abajo y los que nos esperaran
siempre arriba


No quiero terminar sin comentar
un pacto que hicimos Marga y yo mientras subíamos. Ya que en esta entrada os he
dado tanto la coña con las máximas o reglas fundamentales del montañismo os voy
a dejar la primera y principal. En esta montaña murió hace poco una muchacha (de agotamiento)
simplemente porque sus compañeros no la esperaron, ni la
cumbre más importante vale la más insignificante de las vidas, jamás niegues la
ayuda a alguien que esté en peligro en la montaña, el próximo podrías ser tu.
