El pirineo Navarro ha sido este
año el destino elegido por nuestra familia para sus vacaciones veraniegas, que
son posiblemente las más importantes del año, al menos las mas largas. Y como
siempre la elección ha sido buscando naturaleza, montañas, deportes de
aventura, y fresquito, mucho fresquito, es decir, todo lo que nos falta por
estos lares donde vivimos.
Dia 1, domingo 4 de agosto:
Camino Soria.

Dichosa canción, es casi
imposible sacársela de la cabeza desde casi el primer día que decidimos hacer
una parada intermedia en el camino de ida para conocer la única ciudad de las
dos Castillas en la que aún no habíamos estado. Cantándola o tarareándola cada
vez que buscaba información de Soria, cuando salimos por la mañana, cuando
vimos Soria en los carteles de carretera o cuando paseábamos por la ciudad.
Pensaba que algún lugareño se iba a volver ya harto de la maldita canción a
decirme, cállese!!! Pero como se suele decir que hablen de ti aunque sea para
mal, así que una ciudad que es casi un pueblo, en medio de la nada y en una
zona tan deprimida creo que le debe mucho a la canción.

Bueno que me enrollo, la primera
impresión que me dio Soria fue agridulce, dulce porque la vi muy limpia y
ordenada, aparentemente una buen sitio para vivir, pero agria porque me pareció
una ciudad fantasma, hasta intenté acuñar la frase, más difícil que encontrar
una cafetería en Soria. Para colmo todo los monumentos cerraban en Domingo por
la tarde, así que nos tuvimos que conformar con verlos por fuera. Y eso que
tenía ganas de empezar a ver Románico (me iba a hartar en el viaje), el
claustro de la catedral y sobre todo el medio derruido de san Juan del Duero,
nada quedará para otra ocasión ¿Cuándo volveré yo a Soria? , hasta la famosa
Numancia cerraba el domingo tarde.

Pero mi idea de Soria fue
variando conforme se echaba la noche. La ciudad de repente se lleno de vida,
tenía que dar un voto de confianza, que era una tarde calurosa en pleno mes de
Agosto. Fantástico ambiente en la alameda. , y el casco histórico precioso,
lleno de edificios medievales, iglesias románicas y placitas y rincones
preciosos, todo ello junto con un ambiente excepcional que se respiraba en las
calles llenas de bares y terracitas. Al final Soria no ha quedado en el listado
de ciudades “horribilis” que hemos visitado, ni mucho menos, Soria, sin nada en
concreto que destacar ha quedado arriba en la lista de ciudades españolas (a
ver si algún día hago un ranking) y bien merece una visita.
Dia 2. Lunes 5 de Agosto. La
Navarra Monumental.
Por la mañana tempranito tras una
breve parada para ver la catedral, pusimos rumbo a tierras navarras, atravesando
la altiplanicie Castellana. Vaya sitio, tiene que ser duro vivir aquí, a
nosotros nos pareció muy curioso, una llanura a más de 1000m, árida, con
pueblos medio fantasmas, lleno de iglesias, castillos y torres medievales
semiderruidas, y de fondo vigilando todo el Moncayo una mole de montaña que
tengo puesto en el punto de mira.

Entramos en Navarra por el
suroeste, por el desierto de los Bardenes, parque natural, con montañas al
estilo de Arizona, pero algo menos espectaculares, no era plan con el calor que
hacía parar aquí. Poco a poco el desierto va dando paso a las vides, estamos
entrando en la tierra del vino navarro y como no de los monasterios. Paramos a
ver el de la Oliva, el más antiguo de la orden del Cister que aún está activo.
Un monasterio precioso, pequeño, recogido, con su claustro e iglesias muy bien
restauradas.

Voy a hacer un pequeño inciso con este tipo de edificios, ¿Por qué nos llama tanto la atención? Como bien dijo la peculiar guía que nos enseñó el monetario de Leyre (del que hablaré más adelante) me niego a decir que el Románico es el hermano menor del Gótico. El Románico floreció en esta zona en los siglos XI y XII, mientras nosotros estábamos bajo dominio islámico, al sur no llegó nada de esto, nos saltamos directamente al gótico. Ver estos monasterios, estas iglesias, que en su época fuero el no va más de la tecnología no nos deja absolutamente indiferente, todo lo contrario levanta una gran admiración por nuestra parte

Del monasterio a Olite. Olite
aparece en muchas webs como uno de los pueblos más bonito de España, cosa que
llamó tanto mi atención que no pude resistir parar. El pueblo en si es bonito,
pero tampoco gran cosa, lo que es verdaderamente impresionante es el castillo y
más aún si te explican como se construyó y el lujo que se respiraba allí en la
época de los últimos reyes navarros. Sin duda unos de los más grandes y bonitos
que he visto (y he visto muchísimos) y eso que sólo está reconstruido una
tercera parte tal y como era en la edad media y el exterior de otro tercio (que
se corresponde al parador), el tercio restante está completamente en ruina.
Y al fin al Pirineo, hasta
Hiriberri o Villanueva de Aezkoa que sería nuestra base de operaciones de la
siguiente semana. Hiriberri bien merece un párrafo, es un pueblo de los más
perdidos que existe, en el corazón del Pirineo, solo 127 habitantes, se llega a
el por una carretera de montaña sin salida, en definitiva es el perfecto pueblo
de montaña, quizás su aspecto no fuese tan cuidado como algunos pueblos de
alrededor más conocidos como Aribe o Ochagavía pero sin duda era el más
auténtico. Además estaba a los pies de un monte, el Berrendi, con una pared
vertical gigantesca con el que me obsesioné desde que lo vi y al final los
coronaríamos, aunque de eso ya hablaremos más adelante.
A todo esto hay que sumar que era
paso de la transpirenaica, toda las tardes en el bar del pueblo nos sentábamos
a tomar una cerveza y mientras Cristina se hacía hamiga del guagua del bar
nosotros charlábamos con los que iban haciendo la ruta escuchando sus
historias, nos ha quedado unas ganas increíble de hacerla, al menos en
parte.
Dia 3. Martes 6 de Agosto. El
Camino

Roncesvalles no es solo uno
bonito pueblo pirenaico en una preciosa y verde planicie rodeadas de montaña,
con su monasterio-colegiata medieval perfectamente restaurado, sus capilla y
albergues de peregrino. Roncesvalles no es solo uno de los pueblos mas peculiares
de España, el único propiedad de la iglesia, donde sólo ha censado unos cuantos
monjes, donde no hay casas, solo edificios religiosos, bares y hoteles.
Roncesvalles es mucho más, pero sólo el que ha hecho o piensa hacer el camino
de Santiago puede entender eso. Roncesvalles es el primer pueblo del camino
francés (el mas transitado) es España, el principio para miles de personas al
año desde hace siglos de lo que va a suponer el viaje de su vida.

No es sólo turismo es algo
espiritual. Os puedo asegurar que una de las fotos más buscada es una simple
señal de carretera que pone Santiago 790Kms. ¿y porqué? Porque es el objetivo
de muchos de los que pasan por allí y el sueño de otros que simplemente hacen
turismo por la zona . Por eso enfrentarme a Roncesvalles 5 años después de
hacer el camino, aún me ponía los pelos de punta. No voy a describir la breve
visita que hicimos a la colegiata o al albergue, lo más importante es sentarte
un ratito en un bar a tomar café y escuchar con la ilusión que hablen los que
están o pasan por allí. Una felicidad, unos nervios, si les pides un pequeño
favor, que te hagan una foto por ejemplo, se mueren por hacértelo. Si
tuviésemos ese espíritu todos los días del año, muchas cosas cambiarían en el
mundo.
Y de ahí al alto de Ibañeta,
donde originalmente se asentó el monasterio (lo tuvieron que bajar a su actual
ubicación para evitar unas condiciones metereológicas tan adversas) y donde hay
un monumento conmemorativo de la famosa batalla y una capilla (en plan moderno)
supongo que para justificar lo que significa ese lugar. Pero una vez más, como
en el 2008, la niebla nos envolvió de tal manera que tuvimos que suspender el
paseo. La niebla le da a esta zona un punto aún más místico, parece increíble
que en cuanto sales de la zona de Ibañeta-Roncesvalles el tiempo está bien,
entras allí y parece que entras en otra dimensión, será casualidad, pero a
nosotros ya nos ha pasado las 2 veces que hemos ido. Así que tuvimos que irnos
a nuestro siguiente destino
Saint-Jean-Pied-de-Port.
La visita a
Saint-Jean-Pied-de-Port
era simplemente porque es el primer pueblo frances del camino y lo utilizan
mucha gente como inicio del mismo añadiendo una etapa más. Pero fue un acierto
total, quizás sea tan místico como Roncesvalles, pero el pueblo es precioso.
Con sus calles y casas de piedra, con sus puentes antiguos y su fortaleza en
todo lo alto. Nos sorprendió muchísimo y más aún con el ambiente que había.
Lleno de bares, tiendas y restaurantes, con las calles atestadas de turistas,
mereció mucho la pena.
Y ahora el camino inverso, de
nuevo a Roncesvalles, pero en vez de ir por la nacional, por una carretera
local, por todo el camino de Santiago. El problema fue que nada más empezar a
subir de nuevo la niebla apareció, y la verdad que lo pasamos mal, muchos Kms
por una carretera de montaña local, donde apenas se veía a 5metros. La idea era
subir al monte Urkulu, pero tuvimos que descartarlo, menos mal que pudimos días
después porque la zona era una pasada, pero de eso ya hablaremos más adelante.
Así que salida lo más rápido a la nacional y para casa, que esta tarde había
tertulia en el bar Berrendi.
Día 4. Miércoles 7 de Agosto. Las
hoces navarras y el monasterio de Leyre.

Con la fuerza que bajan esos ríos
pirenaicos es normal que la zona esté llena de hoces formadas a lo largo de los
años por la erosión de los ríos. Nosotros elegimos 2 para visitar. La de
Arbayun, sin duda
la más espectacular, muy estrecha con paredes de más de 400 mtrs de altura,
inaccesible si no llega a ser por una plataforma que han puesto para que los
turistas puedan verla desde lo alto, bueno inaccesible según nos dijo la chica
del centro de interpretación de Lumbier, todo es ponerse.

Y la de
Lumbier, es mucho menos
espectacular, pero la gracia que tiene es que puedes recorrerla por completo,
por ella transcurre una vía verde. Son 2 Kms muy sencillo, y bonitos junto al
río, pensaba que era la ruta ideal para hacer con Cristina en el canguro, pero no sé si por el calor o porque lo que
quería era andar tardamos muchísimo, pensaba que era casi imposible hacer las
rutas pirenaicas prevista para los siguientes días (me equivoqué, parece que
también se aburrió un poco en esta ruta tan simple y lo que le va es la marcha,
se crece ante la adversidad). Como curiosidad comentar que al final de la vía
hay un sendero ya algo más complicado, que te lleva a un antiguo puente
derruido en las guerras contra los franceses hace 200 años, de allí tienes una
vista muy chula de la foz.
Cerca de Lumbier está el
monasterio de Leyre otro monasterio con 1000 años de historia del
estilo de los que ya vimos en días anteriores. El monasterio es benedictino y
funciona como tal, sólo se puede visitar una pequeña parte, la cripta y la
iglesia, del antiguo claustro románico que tanto nos gusta no queda ni rastro.
Lo que más nos gustó fue la forma tan peculiar de la guía de explicarlo, con
una sencillez y una pasión, vamos como lo haría yo, ni mucho menos un guía al
uso. Recuerdo que de la cripta dijo, no se ha utilizado nunca de nada, ni para
enterrar gente ni para hacer misas, cuando la restauraron pusieron ese altar,
si eso se hiciese ahora le meterían un puro al restaurador.
Cristina más interesada en apagar
las velas que escuchar la explicación sobre si los huesos encontrados eran de
los reyes o no (los echaron todos en un cofre sin catalogar mucho y allí están
expuestos), de tanto que la mandamos a callar aprendió el gesto típico con el
dedo, así que se dedicaba a mandar a callar a todo el mundo, guía incluida.

Y vuelta a los pirineos, por el
pantano de Yesa, hasta el
valle
del Roncal, esta zona es más bien
prepirinaica, al pie de las grades montañas que marcan la frontera con Francia
y no tan verde ni tan frondosa como Irati, pero llenos de pueblos precios,
Roncal,
Izaba u
Ochagavía(este último ya
en el otro valle, el de Salazar ) son 3
claros ejemplos de pueblos de montaña, con calles estrechitas y casa de piedras
muy bien conservadas y decoradas. Merece mucho la pena parar en ellos y pasear
tranquilamente por sus calles.

Parece mentira que estemos en
plena selva de Irati y no hayamos reservado ni un solo día para visitarla.
Pensamos, bueno por las tardes tranquilamente, pero el ritmo que llevamos no es
para reservar tardes, así que hoy Jueves y viendo que el tiempo no esta muy
católico nos vamos a quedar en la zona.

Irati podemos decir que es toda
la zona en la que estamos, está todo lleno de bosques frondosos, de esos que
prácticamente cuando entras es como si se hiciese de noche, de hecho, en nuestra ruta estaba lloviendo y
nosotros casi ni nos enteramos, por momentos muy tenebrosos, pero desde luego
espectaculares. Los pueblos se venden al turismo como que están en plena selva,
pero los del parque natural han acotado una zona que consideran el corazón de
la selva, el pantano de Irabia, y es la que todo el mundo visita, acotan y
cobran 5€ a cada coche por entrar (2€ a nosotros al estar alojado en la zona).

Al pantano se puede entrar por
Ochagavía o por Orbaiceta. Nosotros optamos por la segunda opción, y tras una
breve visita a su famosa
fabrica
de armas, edificio casi derruido del S XVIII (la verdad que merece la pena
pararse si estás por la zona), entramos en el parque. Impresiona los Kms y Kms
de bosques, son casi 10 por una pista encementada hasta llegar al pantano. Allí
optamos por la ruta corta, bordear el pantano por la parte sur, es quizás la
más espectacular porque es donde el bosque es más cerrado y además se hace por
senderos muy estrechitos. Ya os digo, llovía y nosotros nos enterábamos porque
veíamos las gotas caer en el agua del pantano, teníamos un paraguas natural
sobre nuestras cabezas. En resumen, una ruta espectacular, en la que Cristina
se portó genial, a ella mientras le
vayas cantando se lo pasa bien. El único problema es compensar el moviendo del
baile para que no nos desequilibremos.
Y como no paraba de llover, decidimos
irnos a comer a Pamplona, vamos salir del pirineo a ver si mejoraba el tiempo.
Y si mejoró, Pamplona ya la conocimos, pero fue un gustazo pasear con Cristina
por esas calles que tan buen recuerdos nos traía del camino de Santiago. Que si
aquí compramos el bocadillo, aquí nos lo comimos, etc etc y Además es una
pasada comer de pinchos, la famosa calle estafeta está llenas de bares con sus
mostradores repletos de pinchos, a cual más bueno. Casi salimos rodando, es imposible
no parar en todos.