
Si una hiciese una lista de cosas
que le gustaría hacer, se daría cuenta que hay cosas fáciles, cosas difíciles y
cosas que parecen difícil pero realmente no lo son, y en este último grupo creo
que está lo de coger una autocaravana. La de vueltas que le dimos, que si iba a
ser una película conducirla, que como dormir, que como aparcar, que como quedarte,
la luz, el gas, etc etc.
Todo eso hacía
que no acabásemos de decidirnos, hasta que un día de repente nos cuadró y como
hacemos la mitad de las cosas, sin pensar nos tiramos de cabeza.

Y la verdad que fue una
experiencia fantástica, el viernes 15 de Marzo en menos de una hora nos habían
explicado el funcionamiento y nos pusimos rumbo a Ronda empezando con una
prueba de fuego, cruzar el puente del Quinto Centenario. No es complicado
conducirla, hay que ir con mucho cuidado, pero si vas concentrado y no te
despistas, no hay problemas. Llegamos a Ronda pronto y decidimos aparcar en el
parking que hay para las autocaravanas. Se podría ser un poco más aventurero, y
buscar cualquier sitio, dentro o fuera de la ciudad, pero por ser la primera
vez, creo que fue una buena opción. Esa tarde nos dimos un paseíto por la zona
y nos fuimos pronto a nuestra “casa”, hicimos la cenita y nos fuimos a la cama,
y seguíamos con buenas impresiones, yo sinceramente no lo veo más incomodo que
cualquier habitación de hotel.

A la mañana siguiente después de
desayunar cogimos la carretera del El Burgos, muy bonita, en menos de 20 min
estábamos en el puerto del viento donde hicimos una paradita. Sólo íbamos a
hacer unas fotos, pero a lo lejos vinos a unos escaladores y decidimos
acercarnos. Llegamos cerca de ellos hasta unas pequeñas piedras donde pudimos
imitarlos a nuestro nivel. Desde aquí hay infinidad de rutas, pero teníamos
otros planes así que volvimos a la autocaravana y continuamos nuestro camino.

A partir de aquí la carretera se
complica, entra en un desfiladero donde hay curvas con espejos de esos que
ponen en los cruces de las calles complicados, imaginar las curvas con la AC, y
luego una espectacular bajada hasta el pueblo. Aparcamos donde pudimos y
decidimos seguir el camino junto al río Turón. Nosotros cogimos por la pista,
pero justo en el otro lado se veía un sendero, que aunque más bonito, nos
hubiese complicado mucho la ruta. La pista es sencilla, siempre en ascenso, es
el antiguo camino a Ronda, nosotros la seguimos durante algo más de una hora
hasta que encontramos un sitio genial para comer.

Tras el picnic bajamos de nuevo
al pueblo y tiramos para Ronda. Queríamos dar un paseo tranquilo por el pueblo,
pero este pueblo de tranquilo tiene poco, la calle de las tiendas estaba hasta
la bola, nos la recorrimos entera y nos fuimos a la zona del tajo, aunque hemos
ido ya muchas veces es inevitable ir al famoso puente para hacerse la fotos
típicas.

El domingo tocaba volver, por la
mañana antes de salir decidir limpiar el depósito de aguas negras, y la verdad
que no es lo más agradable, pero nada del otro mundo. La primera parada fue la
cueva de la pileta, al sur de Banaoján. Es otro sitio que teníamos muchas ganas
de ver y no nos defraudó, durante 500 mtrs te vas adentrando poco a poco en la
montaña, con la única luz de unas linternitas que te dan en la entrada. Es una
sucesión de cavernas que han adaptado para que se puedan visitar, en ellas
puedes ver pinturas rupestres que abarca un periodo inmenso, comenzando hace
más de 20 mil años, eso las convierte en una de las más importantes de España.

Es una pena que no se visiten
entera, hay cientos de galerías que no te dejan entrar por seguridad o
conservación, pero sólo el pequeño tramo visitable ya merece la pena, además te
la van explicando de una manera muy amena. Por cierto en la cueva viven 18 mil
murciélagos y muchos de ellos revolotean cerca de ti durante la visita, la
verdad que eso a Cristina no le hizo mucha gracia. El momento más impactante es
cuando está en lo más profundo y el guía te pide que apagues las luces y
guardes silencio 10 segundo. Es la oscuridad más absoluta, sin luz no sé como
saldrías de aquí.

Tras la visita volvimos a
Montejaque, a la entrada de la subida de la Ermita, si con mayúsculas, para lo
que hemos corrido los 101 de ronda, sabemos lo que significa esta subida, así
que me hacía ilusión hacerla con mis hijas, además desde lo alto ves
perfectamente Ronda, un paseo para hacer ganas de comer, y ya que tenemos una
autocaravana, que mejor que usarla para comer con cervecita fresquita (sin
alcohol ehhh) en medio del campo. Y a volver a casita.
Para mi el viaje en Autocaravana
ha sido una experiencia, fantástica en todos los sentidos y mucho más sencillo
de lo que pensaba. Ya estamos fijando una nueva fecha en el calendario para
repetir, claro que esta vez lo haremos buscando un poco más la aventura,
dándole una vuelta de tuerca al asunto. Bueno pues ya tengo algo más tachado de
la lista.
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