
No se ni la de años que hace que
pensamos por primera vez hacer este viaje, visitar la zona de Leiria, a una
hora al norte de Lisboa, claro que era en otras condiciones. Lo que acabó
decantándonos fue que en
Obidos,
montaban un pueblo de Papa Noel con toda su parafernalia, y claro eso para las
niñas era un plan fantástico para el puente de diciembre.

El jueves 6 de diciembre salimos
de Tomares bien tempranito y sin incidencias llegamos a eso de las 12 a
Samtarem, nuestra primera parada. No esperábamos mucho, simplemente es que nos
caía de camino, pero una vez más Portugal nos sorprendió, tiene una zona alta
de la ciudad muy bonita, calles estrechas, peatonales algunas, muy bien
cuidadas y muy adornadas para esta época del año. Uno de sus parques (puerta del
sol, creo que se llamaba) estaba rodeado de la antigua muralla, con unas vistas
impresionantes al Tajo. Es la zona donde se inició la ciudad y conservaba
restos de todas las épocas incluso prerománas. El museo, que es gratuito, no
era gran cosa, pero bueno. Lo mejor de todo es que hacía una temperatura genial
y era un sitio fantástico para comprar unas bebidas fresquitas y hacer un
picnic.

Justo bajando vimos de paso el
convento de Santa Clara, por fuera tiene muy buena pinta, pequeñito pero bien
conservado, aunque ya no nos daba tiempo a verlo, lo dicho una ciudad que
merece una pequeña parada, de ahí a nuestra base de operaciones en Vau había
menos de una hora. Vau es muy pequeñito sin nada que destacar, pero estaba a 15
minutos de Obidos y los precios eran casi la mitad. El apartamento que nos
quedamos muy chulo, casa Pipo, con todo lo que necesitábamos, menos una
cafetera, jeje.

Eran ya las 6 de la tarde y noche
cerrada, pero pensamos en ir a echar un vistazo a Obidos, la primera impresión es
increíble, ver ese pueblo precioso de noche, iluminado la muralla y el
castillos, pensamos buscar la zona de Papa Noel y montar a las niñas en algo,
pero hubo algo que nos extrañó, el megaparking estaba vacío, que raro, tardamos
en averiguarlo. La zona de atracciones es de pago y el horario es durante el
día, que chasco se llevó Cristina, pensábamos venir un ratito cada noche, pero
ahora había que decidir. Nos decantamos por el sábado que habría más gente pero
cerraba más tarde.

Y ya que estábamos nos dimos una
vuelta por el pueblo, que merece mucho la pena. Callecitas estrechas, de
piedra, todo muy bonito, lleno de bares y de tiendas, mucha gente por las
calles, se nota que en esta época están en plena temporada. Me encantó el tipo
de tiendas que había, todas muy cuidadas, destacando una librería que había en
una especie de nave pequeña, de lo más cool, lo dicho un pueblo espectacular.

El viernes nos levantamos
temprano y fuimos directo al pueblo de Batalha. El pueblo tiene un espectacular
monasterio, gigantesco, puedes visitar la iglesia, pero para entrar en los
claustros tienes que pagar entrada, curioso, pero es la primera vez que tener
niños te da ventaja. La entrada familiar, 2 personas y al menos un niño es la
mitad que la entrada para 2 personas, esto si es ayuda a la natalidad, jeje.
Bueno, que el monasterio es precioso, el mausoleo de los reyes portugueses, sus
claustros, su capilla inacabada, todo muy chulo.

Tras la visita paramos a tomar un
café y pensar nuestro siguiente paso, el día estaba nublado y amenazaba lluvia,
tras visitar la oficina de turismo y asesorarnos decidimos ir a un pueblo junto
a Fátima, Sao Mamedes, allí hay unas cuevas muy chulas. La visita es guiada y
te lo explica una chica muy simpática, creo que éramos los únicos españoles,
pero nos traducía todo lo que explicaba. Es un recorrido sencillo de unos 40min
y muy recomendable. A las niñas les encantó eso de ir por grutas. Además tiene
unas zonas de merenderos muy apañás donde desplegamos nuestro pinic, lástima
que hoy no hiciese el buen día de ayer, seguía amenazando la lluvia aunque nos
libramos.

Teníamos muchos más pueblos
marcados en la zona pero empezaba a hacerse tarde y decidimos ir del tirón a la
playa de Nazaret, gran acierto, de las más bonitas que he visto, a un lado la playa
del pueblo, con su paseo marítimo, sus bares, sus tiendas, donde dimos un buen
paseo, al otro una playa virgen muy famosa por el Surf, y separándolas un
acantilado con un faro. La visita al faro es imprescindible, tienes vista a los
acantilados y a las dos playas a cada lado, un paraíso.

Decidimos volver por la carretera
de costa, es preciosa, playas, dunas, pueblos, acantilados, si hubiese tenido
tiempo habría parado en muchísimos sitios para pasear pero ya se nos hacía de
noche y no daba tiempo para más. Sé que nos hemos dejado muchas cosas que ver
en esta zona, supongo que una buena excusa para volver.

El último día antes de ir a ver a
Papa Noel hicimos una visita al pueblo de Peniche. Peniche es uno de esos
sitios que tenía marcado hace mucho tiempo, el pueblo está al sur de una
pequeña península. Empezamos recorriendo la zona de acantilados a las afuera
del pueblo, nuestra primera parada fue en el faro del cabo Carboeiro, tienes
las mejores vistas de los acantilados y de las islas Berlengas, unas espectaculares
Islas que se pueden visitar, pero no en invierno, además con el vendaval que
hacía no creo que fuese el mejor día para coger un barco.

Bajamos por una escaleras que hay
hasta la mitad de los acantilado, es uno de esos sitios de película, metidos en
medio de las rocas, pero tuvimos que irnos rápido porque cada vez que rompía
una ola, el agua salía como un geiser por los agujeritos de las rocas, por un
momento hasta pasamos miedo. De ahí hasta la zona norte a la Ilheu de Papoa,
decidimos hacer una pequeña excursión hasta el final del islote al que accede
por un pequeño puente, es un sendero de menos de 1KM para una vez más tener
unas vista de la costa. Toda la zona muy, muy bonita.

Tras estos paseos nos fuimos al
pueblo a tomar un café. El pueblo tiene una fortaleza en la zona del puerto,
lástima que estuviese en obra y no tuviese muy buen aspecto, así que tras el
café y un pastelito nos fuimos a Obidos. Eran casi las 12 y hoy si se notaba
que estaba abierto la zona de Papa Noel, atasco en la entrada, los parking
llenos, pero lo peor fue la cola que hicimos para comprar la entrada, empezaba
a pensar que no era buena idea haber venido el sábado.

La zona está dentro de un recinto
amurallado, muy chulo, en la falda del castillo, lleno de atracciones y puestos
de comidas. Organizan muchas actividades tantas que entramos a eso de la 1 y
salimos cuando cerraba a las 7. Pensaba que no aguantaríamos más de un par de
horas, pero empiezas a montarte y a ver cosas y el tiempo se te pasa volando.
Está muy pensado para niños pequeños, si viniera con adultos no se me ocurriría
entrar aquí, pero Martina y Cristina estaban encantadas, pista de patinaje,
tiovivo, trenecito, zona de juegos, etc etc. Ellas no paraban, ese era el plan,
dedicarle hoy el día.

La guinda era la visita a la casa
de Papa Noel, el problema la cola que había, unas 2 horas. Aquí una reflexión,
de verdad es necesario que grupos de adultos hagan esta cola?, es necesario
meterle a niños muy pequeño esta paliza? Yo personalmente no la hubiese hecho,
pero ideamos un plan, 30min Marga, 30 min yo, y mientras el que no estaba se
iba con las niñas a seguir disfrutando del parque, además cuando llevaba Marga
los primeros 30min y vi que no avanzaba, le dije a Cristina que abandonábamos y
me puso cara de pena, cuando se lo expliqué, dijo vale y fue a la madre a
decirle, mama no pierdas más el tiempo en realidad no quiero ver a Papa Noel,
entonces fue cuando decidí seguir haciendo la cola. No podía privar a una niña
tan buena de algo que de verdad deseaba.

Al final creo que mereció la
pena, el hombre hace muy bien el papel, es sorprendente, estaba hablando a
todos en portugués y cuando se dio cuenta que éramos españoles, empezó a
hablarnos en español, a Cristina se le iluminó la cara, es el verdadero Papa
Noel sabe que éramos españoles y sabe hablar nuestro idioma, jaja, la ilusión
de los niños. Y poco más que echamos un buen día que espero que las niñas lo
recuerden con cariño. Al día siguiente sólo nos quedaba volver y a la hora de
comer ya estábamos en casa.
La verdad que ha sido un viaje
fantástico, en familia, buscando a Papa Noel, creo que todos hemos disfrutado
mucho, y la zona espectacular, Portugal no deja de sorprendernos, sin duda
volveremos aquí porque se nos han quedado muchas cosas atrás. Para mi lo mejor
es que todas las Navidades le han estado contando a todos que ellas vieron a
Papa Noel, esa ilusión que tienen estas niñas por todo no tiene precio.
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