No tenía pensado escribir sobre este viaje, pero al final me ha dado pena y me he puesto 4 meses después. La idea ir a Oporto surgió en febrero, cuando recogí el dorsal de la Maratón de Sevilla y había muchos stands con publicidad sobre otras carreras, vi Oporto como el sitio ideal, una ciudad que está de moda, no muy lejos, con vuelo directo desde Sevilla, perfecto para hacer mi primer viaje Turisticodeportivo. Además a ver si así me quitaba el mal sabor de boca de nuestra primera visita hace casi 20 años. Entonces Oporto era una ciudad sucia, insegura, oscura, estuvimos apenas unas horas pero no nos enganchó, quería ver si eso había cambiado, y vaya si ha cambiado, como han evolucionado estos portugueses.
El Viernes 20 por la mediodía cogimos el avión, cómodo y rápido en solo
50min estábamos en Oporto, que con el cambio horario supone llegar antes de la
hora de salida 😊. El aeropuerto muy moderno y con línea
directa al centro, en 30-40 min llegas por solo 2€ a la estación de Trindade
que estaba a 5min andando de nuestro apartamento. La encargada se empeñó en
irnos a buscar al metro, tardamos más que andando, pero se le agradece el
detalle. El apartamento que alquilamos fantástico, céntrico, moderno y con
todas las comodidades, más no podemos pedir.
Como era temprano decidimos empezar a explorar la ciudad, por cercanía comenzamos
con la iglesia de Trindade, nada del otro mundo, más bonita por fuera que por
dentro, de ahí a sólo un minuto teníamos la plaza de la libertad, es uno de los
lugares céntricos de Oporto, una plaza muy grande rodeadas por edificios
señoriales, con mucha vida y muy bonita, como curiosidad en la parte alta de la
plaza hay un cartel de estos que se han puesto de moda con la palabra Oporto,
que te puedes subir encima de la letras para hacerte una foto, y se ve que se
ha convertido en una atracción de la ciudad, porque había una cola
considerable, aunque no me extraña teniendo en cuenta el turismo tan bestial
que mueve Oporto.
En la parte baja de la plaza el Palacio das cardosa, convertido en hotel y
cerca en una esquinita la estación de San Bento, su Hall se ha convertido en
una atracción turística porque está totalmente recubierto por el mosaico de
azulejos típicos portugueses de hace 100 años, muy bonito. Subiendo por la
calle 31 de Enero llegamos a la iglesia de San Idelfonso, la calle es una gran
cuesta por la que pasa un tranvía, muy al estilo de San Francisco, justo en la
iglesia comienza una de las calles comerciales de Oporto, ni os podéis imaginar
la cantidad de gente, aquí se puede ver como ha cambiado oporto, una ciudad
moderna con todo tipo de tiendas y bares, destaca el café Magestic, hay que
tener ganas de hacer cola para que te cobren 5€ por un café, nosotros buscamos
un sitio más tranquilo para tomarnos nuestro cafelito y pastelito de Belem.
Volviendo a la plaza y andamos en dirección contraria llegamos a la iglesia
de los clérigos, la iglesia no es gran cosa, pero la torre es uno de los
símbolos de la ciudad, una torre de unos 75m que se puede subir y tiene unas
vistas espectaculares de la ciudad, supongo, porque no subimos, perferimos ir
hasta la catedral, y hacer una visita completa, a la iglesia, claustro y torre,
es algo más baja pero más o menos se ve lo mismo. A tiro de piedra de la
catedral el puente de Luis I, para mi la gran atracción de Oporto, un puente de
hierre de hace más de 100 años, con un paso inferior y otro superior a más de
45m. El paso superior lo han hecho peatonal, bueno, pasa en tranvía y las
vistas son increíbles, a un lado Oporto en todo su esplendor y al otro Vila Nova de Gaia, donde están todas las
famosas bodegas, es una pasada mires hacia donde mires.
Llegamos solo a la mitad y decidimos volver al lado de Oporto y bajar al
muelle, esta es la zona que recordaba de la última visita, oscura, insegura,
sucia, joder como ha cambiado, una zona supercool, llena de pequeños bares y
tiendas, con mucha vida, limpia, colorida y lo mejor la parte baja, la que da
al muelle, esta llena de restaurante y es una de las zonas con más gente, que
ya es mucho decir, perfecto para pasear y
tomar algo con unas vistas alucinante al rio, al puente y a las bodegas
de Gaia al otro lado. De aquí se cogen los barquitos que te dan una vuelta por
el río, aunque eso lo dejaremos para otro viaje.
Tras un largo paseo subimos por la calle Ferreira donde está el famoso
edificio de la bolsa y el mercado, solo los vimos por fuera, otra cosa
pendiente, y paramos a tomar unos vinos en una pequeña bodega muy chula y
empezó nuestra labor de buscar un sitio para cenar, que no es fácil teniendo en
cuenta que era viernes, al final cenemos en un restaurante Celta cerca del
apartamento y a la cama, que había sido un día muy largo y era solo el primero.
El sábado amaneció muy nublado, tal como estaba previsto, teníamos
intención de visitar el mercado de Bolhao, tiene que estar bien porque es uno
de los más grandes de oporto, pero esta en obra y se ve que va para largo, nos
quedamos en la puerta donde está la cafetería de Bolhao que bien merece una
pequeña parada. De ahí a la iglesia del Carmen y a la Universidad, que están
justo una enfrente de la otra, creo que los edificios son más bonitos por fuera
que por dentro y justo al lado la famosa librería Lello. La cola impresionaba,
pero iba muy rápido y decidimos entrar, además como se compra la entrada en un
edificio aparte, mientras yo compraba la entrada Marga hacía la cola para
entrar, son 5€ por ver una librería, si es cierto que luego compras un libro te
lo descuenta, pero merece mucho la pena, es de los interiores de edificio más
bonito que he visto, con la historia de que inspiró la biblioteca del colegio
de Harry Potter, el único problema es que estaba tan llena que apenas te podías
mover y claro hacer una foto, muy complicado.
Como empezaba a llover nos fuimos directamente a las bodegas de Vila Nova
de Gaia, hay muchas y cualquiera debe estar bien, nosotros reservamos en
Sandeman, por eso de ser la más famosa junto a Calem, es una visita guiada de
1h muy curiosa, dende te explican la historia y la elaboración de los vinos de
Oporto, y claro con su degustación final, creo que es una actividad obligatoria
para cualquier visitante de la Ciudad. A la salida seguía lloviendo, así que paramos
a comer y nos fuimos al centro comercial Alameda, donde se recogía los dorsales
para la media Maratón, justo al lado del estadio del Oporto, nos pusimos
chorreando sólo los 5min que tardamos en llegar desde el metro, así que como la
tarde pintaba mal, nos compramos provisiones y nos fuimos al apartamento a
descansar, mañana había que madrugar, será un día duro.
Increíble como amaneció el domingo, soleado, con buena temperatura, ideal
para correr una media maratón. Tenía un nudo en el estomago que no se me quitó
hasta que empezó la carrera. El ambiente era impresionante, no se cuantos miles
de corredores había en la salida, se me ponen los pelos de punta solo en
recordarlo. La carrera se desarrolla todo el tiempo por las avenidas que están
en la orilla del Duero, menos mal porque si nos meten por las cuestas que hay
en la ciudad lo hubiésemos pasado canuta, y empieza en la zona Oeste de la
ciudad, casi a las afueras.
A las 9 en punto pistoletazo de salida, un poquito de tapón pero nada
exagerado, sobre el Km4 llegas al centro y cruzas por el puente de Luis I a
Gaia, allí me esperaba Marga que tras la foto oportuna salió zumbando para la
meta. Es una pasada cruzar el puente y recorrer la zona de las bodegas, inevitable
tener el móvil en la mano para hacerte fotitos. La carrera sigue dirección Oeste
hasta casi la desembocadura, zona muy chula de dunas y playa, aunque no se
llega, se gira 180 grados y se vuelve al puente. Cuando vuelves a Oporto ya
llevas mas de media carrera, solo queda el esfuerzo final. De nuevo dirección Oeste
los últimos 5Kms buscando la desembocadura por la orilla norte, hasta los
jardines de Calem donde estaba la meta.
No recuerdo el tiempo y mucho menos la posición, ya no estoy en esas cosas,
solo recuerdo la experiencia de unir dos de mis grandes aficiones, el deporte y
los viajes, al correr por nuevos sitios disfrutando del camino, algo que sin
duda repetiremos. Tras un muy breve descanso y por si no tuviera pocos Kms en
las patas, nos fuimos a ver la desembocadura del Duero, ya que estábamos, total
3 o 4 Kms más. La zona no es gran cosa, me esperaba una paya algo más preparada
para ser septiembre, pero vi la zona algo abandonada. Puede que no ayudara el
pequeño temporal de olas que chocaban con los espigones y se levantaban varios
metros, nos llevamos un buen rato viendo el espectáculo.
De vuelta al centro, tras comer y descansar algo volvimos a la zona del
Puente, esta vez a la parte alta de Gaia, donde está el monasterio de la Sierra
del Pilar, por cierto allí se coge un teleférico que recorre la zona de las
bodegas. Dimos un pequeño paseo por los jardines del moro, el ambiente era
impresionante, muchísima gente joven haciendo botellón y mezclándose con los
turista, porque justo de allí tienes una de las mejores vistas de la ciudad.
Nosotros nos paramos en un pequeño bar mirador y nos tomamos un spritz, una
maravilla, y para culminar el día una cena espectacular en un local de moda de
la ciudad (Viva Creative Kitchen), mas no podemos pedir.
El último día aprovechamos la mañana para ir a otra playa cercana,
Matosinho al norte cerca del aeropuesto, tenía mucha mejor pinta que la de Foz
del día anterior, no es que el clima invitase a bañarse, pero al menos se veía
bien preparada con sus chiringuitos llenos y la fortaleza de San Javier que
tenía muy buena pinta pero no nos dio tiempo a visitar. Nos limitamos a dar un
paseo y coger el tranvía al Aeropuerto
Y nada más, el resumen es que Oporto nos ha encantado, la ciudad es
preciosa y la han preparado muy bien para el turismo. Los portugueses han
entendido el concepto de modernidad y poco a poco lo van poniendo en práctica,
aquí, en el Algarve incluso en el Alentejo. Si a esto lo unimos a la práctica
de una activad deportiva que nos encanta podemos decir que ha sido un viaje
redondo y evidentemente ya estamos pensando en programar algún otro en esta
línea, clara está, esa vez correremos los dos.